Fue un día bastante agitado para Bahira. Estaba cansada y lo único que quería era llegar pronto a su casa y tomar un baño de tina caliente.
La oficina cerraba a las 07:00 en punto y solo
le quedaba firmar los últimos documentos para salir a la hora.
Cuando
ya hubo terminado su trabajo, pensó en pasar al supermercado y comprar comida
árabe, se dijo así misma: -sería una buena idea para la cena-
Era
un día martes, y el aburrimiento se apodera de la ciudad, nadie quiere vivir
así, tan acelerado; ver como camina la gente sonámbulamente por las calles
sucias, o por el metro, o bien cualquier lugar donde haya un tumulto con caras opacas, se vuelve insoportable a simple
vista.
Al llegar a su departamento, se saco
inmediatamente los zapatos taco alto, camino por el corredor hasta llegar al
baño, abrió la llave de la tina de agua caliente y comenzó a llenarla, saco unos frascos con
sales de baño de sabor a chocolate que le regalo su novio, prendió un incienso
de menta, limpio el vapor del espejo para ver su rostro, mientras saboreaba el lápiz labial de sus labios. Estaba todo listo.
Empezó
a desvestirse lentamente, por su piel resbalaban
sus prendas, las fue lanzando suavemente por todo el departamento. Luego dejo la comida en el horno para que no
se enfriara.
Cuando
ya estuvo llena la tina, se mojo los labios, y entro en ella con una
pulcritud que solo una mujer comprendía, se enjuago la cara e inhaló agradablemente el aroma de menta,
cerro sus ojos, sintió el agua por todo
su cuerpo, se imaginó el mar, una playa de blancas arenas, con una soledad que solo
a ella entendía, se concentró en el agua, y la vislumbro desde la punta
de sus pies hasta su cara.
¡Por fin estoy relajada! - pensó-
Después
de haber tenido un día tan agitado, este era su gran premio. Todo iba muy bien
en su plan nocturno, cuando en un instante se produjo un silencio que la
descontrolaba, era un silencio ruidoso e inquietante, abrió sus ojos un poco
preocupada, se quedo callada para ver si oía algo en el departamento, pero no
se escucho nada, quiso salir de la tina y ponerse la bata he ir a revisar, pero
el estado de éxtasis que le provocaba el agua la tenía muy relajada, así que se
quedo dentro de ella sin dudar un segundo más.
Volvió
a cerrar los ojos, y en un santiamén se produjo la misma sensación de silencio
que la había incomodado, estiró su elegante cuello y miró para todos los lados,
pero no veía nada, solo sentía esa sensación de silencio extraño que tanto la
inquietaba.
Al
sacar las manos del agua comienza a observarlas, y en una de sus uñas nota algo
inusual, tiene un pedazo de piel incrustado, vuelve a mirar para ver si era
real lo que veía, era un resto de piel ¿de quién?- Se dijo-. ¿No será de mi propia piel?
Comenzó
a revisarse todo el cuerpo y vio que se había pasado a llevar la pierna con la
uña, era su propia piel, entonces se asusta, pero no siente dolor en ninguna parte -¡qué diablos!- Cuando de
pronto se dio cuenta que por la herida comenzó a salir un chorro de sangre, no
era nada significante, decide limpiarla con jabón y se restregó con una
esponja.
Al terminar decidió cerrar nuevamente los ojos
para relajarse por un rato, cuando los volvió abrir noto que el agua de la tina
estaba totalmente roja, exclamó: -¡Qué está pasándome!- Y volvió a revisar su herida, ahora estaba más
grande y salía mucha sangre de su pierna; el vapor del agua estaba en todos
lados y se sintió bastante mareada, intento mover sus piernas, pero no lo consiguió,
pensó en pedir ayuda, pero sabía que nadie la escucharía pues estaba demasiado
lejos de la puerta, además, el teléfono estaba en el living y ni siquiera tenía
fuerzas para levantarse.
Con
la desesperación que sentía Bahira, solo buscaba la forma de tener calma y
esperar que la sangre parara de salir de su pierna, la apretó fuertemente para
hacer presión en ella con sus manos, pero el agua hacia que fluyera la sangra
por sus dedos y cada vez con más intensidad.
Después
de varios minutos no aguanto más y se puso a llorar desconsoladamente, lloró
con desesperación, y se dijo internamente: -¡Como pudo terminar así mi día!- Si estaba todo tan bien.
Enseguida comienza a observar sus piernas, estaban más delgadas, sus músculos
contraídos y su piel más débil, no puede creer lo que está viendo, en un
instante de paroxismo le dio un arrebato de locura que la dejo en un shock
permanente, que la llevó a lastimarse la
otra pierna, se infirió varias heridas más con las uñas que comienzan a sangran
simultáneamente y con más fluidez.
¡Grita!,
¡Grita! desesperada, siente que no puede moverse, la tina sangrienta rebalsaba
hasta el borde, el baño se estaba inundando, el agua rojiza salía por la puerta,
ya estaba muy agotada de gritar sin ser escuchada.
Sus
piernas comenzaron a temblar y a convulsionar en el agua ensangrentada,
los espasmos reiterados hacia que el dolor estuviera adormecido, sus ojos rojos
y cristalizados, como lagrimas mortales,
su mirada perdida en el cielo, en las uñas descansa su piel atrapada. En
un intervalo de lucidez lograr cerrar la llave de la tina y el agua comienza
irse poco a poco, pero los resto de carne y piel trancaban el paso del agua por
el conducto, lo que provoca que comience a succionar con más presión, y con su
piel debilitada la succión era un arma mortal, sus piernas comenzaron a
desintegrarse con el poder de la succión, mientras las convulsiones se
incrementaban sin piedad, los restos de carne y piel comenzaron a flotar en la
tina, una gota de sangre se encerró en una burbuja, su cabeza estaba inclinada
y yacía inerte, el agua rosaba sus labios, se había desmayado y sus piernas se
desangraban, mientras que en sus sueños viajaba por el tubo del desagüe en
dirección hacia al mar.