lunes, 19 de diciembre de 2016

ANGELUZ


Capítulo I

Los Cangrejos 


[“No haya nada más poderoso que la nobleza de un corazón”]
Camilo Reyes.
 Para Francisca Alcaide
De su amor, Angeluz.
(Iquique, 2014)

Había una vez un ángel luminoso que buscaba la forma de ser humano, aquel vivía en el mar y se hacía llamar Angeluz. Todas las tardes recodaba a quien fue su amada, una bella muchacha de la superficie, que se llamaba Calista. Un día decidió emprender un viaje por los océanos en búsqueda de ayuda y así encontrar la forma de ser humano otra vez.  Cuando Angeluz emprendió su viaje se encontró con dos simpáticos cangrejos que luchaban en la playa por una concha de mar.
-¡Hola amigos! –dijo Angeluz
Por un instante, los cangrejos dejaron su armadura de lado y detuvieron su lucha feroz. Uno de ellos tranquilizó a su oponente y le dijo en un idioma muy extraño. De aquellos  dialectos de las antiguas profundidades.
-¡Detente Cangrejo! ¿Has oído a alguien susurrar como el viento…? –dijo el cangrejo mirando con atención a su alrededor. 
- No lo sé, mi bestial enemigo, solo quiero que me dejes vivir en esta concha de mar.
-Sí, pero, siento algo en la arena, es una calidez desconcertante, ¿Puedes sentirlo?
Los cangrejos se quedaron mirando hacia la nada, y abrieron sus ojos redondos con entusiasta curiosidad.
 -¡Hola  amigos! ¿Pueden oírme? –insistió Angeluz
Los cangrejos se quedaron pasmados, mientas uno de ellos le dice al otro
- ¡Oíste eso!
-¡Sí!, es un susurro, siento que alguien quiere hablarnos, ¿Es esto posible?
Los cangrejos se quedaron paralizados, mientras que el ángel comprobó  que las criaturas del arenal podían sentirlo y comenzó a  sonreír.
-¡Hey, amigos, sé que pueden oírme, soy Angeluz!
-¡Quéee! ¡Háblanos más fuerte! –contestó  un cangrejo.
-¡Soy Angeluz! – gritó más fuerte el espectro.
-¡Si si!, ya te escuchamos, ¿Ángel cuanto…?
-Luuuz. –Respondió algo compungido.
-¡Jajaja! –se escuchó una risa de  burla de uno de los cangrejos.
-¿Pero cómo? ¿Tú eres un Ángel de luz? ¿Quién te ha puesto ese nombre tan extraño?
-Fueron las voces. –Respondió el ser incorpóreo.
-¿Qué voces? –Insistieron los cangrejos, mientras se miraban riéndose.
-Fueron las voces que escucho, cuando despierto, oigo una tenue voz, y me dice que entre al  túnel de las ánimas,  y desde entonces que estoy vagando por esta bahía, camino por la playa y vuelo sobre el mar todos los días para escuchar aquellas voces.
-Y ustedes.  ¿Cómo se llaman? –Preguntó el espíritu
-Bueno yo soy Colín –respondió unos de los cangrejos con su pecho hinchado, y él es Corban – el segundo cangrejo se escondido tímidamente detrás de su enemigo, mientras temblaban sus tenazas.   -¿Y has estado vivo alguna vez? –Preguntó Colín
-¡Sí! – respondió con voz estremecedora.
-Pero nosotros no podemos verte. ¿Dónde estás? So-so-so-solo podemos escucharte. –Tartamudeó Corban.
En ese momento Angeluz centelló su luminosidad de forma más rutilante hasta despojarse de las arenas. Subió a la superficie dejando a los cangrejos totalmente descubiertos.
-¡Mira! –exclamó Corban, en el instante en que su concha de mar se veía totalmente descubierta.
-Ahora cabemos los dos, ya no tendremos que batallar por un hogar.
-¡Siii! Es verdad –Dijo Colín  muy feliz.
-¡Gracias amigo!
Asintieron  los cangrejos simultáneamente con sus rosadas cabezas; se miraron, y se hicieron un gracioso desaire cruzando sus tenazas. 
-¿Pero…si alguna vez has estado vivo, porqué ahora eres solo luz, y tan brillante? –Preguntó Corban
-No lo sé.  Solo desperté en la bahía y de lo anterior no recuerdo nada.
-¿Pero si alguna vez estuviste vivo, debe haber alguien más que recuerdas, algo, quizás en la Bahía, algo que explique porque ahora eres así mi amigo? –Preguntó efusivamente Colín mientras abría y cerraba sus ojos.
-Ahora que lo señalas, hay cosas que veo cuando estoy dormido en el arenal, imágenes en mis sueños que no puedo descifrar, sueño que estoy en el agua; flotando ¿Quizás? , y puedo ver el fondo marino  cientos corales de fulgores radiantes, pececillos a mi alrededor, y detrás de una roca veo que aparece un ser extraño, pero muy luminoso y fulgurante, tiene grandes alas, una cola serpenteante y fosforescente.
-¿Tiene una cola dijiste? ¡Oh! ¡Dios mío!, no creo que sea posible. –Exclamó Colín– ¿Y tiene grandes alas también? –Se quedó pensativo.    
-¿Qué sucede? –preguntó el ente luminoso.
- Tú soñaste con “Argus” –le dijo el cangrejo en un tono reverencial.
-¿Pero…Quién es Argus?
-¿Qué-que-que-quién es Argus? –Exclamó Corban tartamudeando.
-Argus, el poderoso señor de los mares –dijo el otro cangrejo con los ojos risueños –: Él es nuestro rey, es el Dios del océano, es el puente entre el mar y la tierra, sabe todo lo que pasa en los siete mares. Tiene forma de Mantarraya transparente y es tan luminoso como tú Angeluz.
-¡Quéee!  ¿Me estás diciendo que puede haber alguien tan luminoso como yo?
-¡Claro que sí! Mi transparente amigo.
-¡Es im-im-im imposible! –declaró Corban sorprendido.
-¡Claro que si es posible! Estoy totalmente seguro –insistió Colín–, todo es posible cuando se trata de Argus, los pececillos del mar me han comentado los milagros que ha hecho, me dijeron que una vez se enfrentó a dos tiburones blancos que tenían acorralados a un grupo de caballitos de mar que hacían su danza nupcial. Bastó su sola presencia para que aquellos tiburones huyeran como unos cobardes por el arrecife de corales. También una vez se enfrentó a un calamar gigante que acechaba a una vaina de delfines danzarines que jugaban en la bahía, en fin, él sabe todo lo que pasa en estos alrededores, y lo más seguro es que sepa con certeza quién eres tú Angeluz.
-¿Me puedes llevar con él? Quizá me pueda ayudar a encontrar a Calista mi amada.
-¡Claro que sí, mi amigo! Pero te advierto; el camino puede ser muy peligroso, sobre todo por Urano: que es el tiburón blanco que cuida el arrecife.
-¡Gracias Colín! –Afirmó Angeluz–, veremos qué nos depara un nuevo día.

                                                                 
Capítulo II
Las Ruinas de Teratlan

A la mañana siguiente, los cangrejos y Angeluz nadaron rumbo al arrecife, con la esperanza de poder encontrar el vigía de los mares, sabían de sus hazañas, pero encontrase con él era tan difícil como hallar una aguja en un pajar y sobretodo en la inmensidad del arrecife.
Cuando llegaron al umbral se percataron de algo sorprendente, había unos pilares en el fondo marino envuelto de algas y estrellas de mar, al parecer data de la existencia de alguna cuidad que se hundió por algún extraño motivo, los pilares eran sólidos y enormes, como si en aquella cuidad  habitarán personas de gran tamaño, en el centro había un majestuoso mausoleo de piedra y en la pared una Mantarraya dibujada:
-¡Mira eso! –Dijo Corban –, ese retrato debe ser de Argus, quizás él habita en la ciudad.
Los cangrejos se miraron sorprendidos mientras Angeluz observaba aquella estructura.
-Argus no debe estar muy lejos de aquí, creo que vamos por buen camino –señaló Corban.
Estaban nadando mientras miraban los dibujos del mausoleo, cuando en ese instante Colín dice:
-¡Chicos! Deben dar la vuelta –, el cangrejo se paralizó
-¡Déjanos en paz!  –respondió Corban furioso
-¡vamos, vamos, vamos!  Chicos. Naden… ¡Deprisa! ¡Por favor! –insistió Colín estupefacto.
Al darse vuelta se percataron  que un enorme tiburón  se acercaba hacia ellos, serpenteando sus aletas a toda velocidad,  dos anguilas de guarda espaldas reían detrás del tiburón.
-¡Pronto!  ¡Escondámonos! En algún lugar seguro, ¡Allí!  Detrás de la estatua de león –apuntó con su tenaza Colín.
El tiburón avanzaba cuidadosamente por los cuartos del mausoleo. Olfateaba como un perro rabioso, mientras los pececillos entraban por su enorme boca.
-¡Tengo miedo! ¡Tengo Miedo! –se asuntó Corban.
- ¡Cierra tu bocota! –Dijo Colín.
-¡Cof, Cof, Cof! ¡Huele a Cangrejo por acá! barbotó con su voz estruendosa mientras revisaba los cuartos del mausoleo, las anguilas burlonas gemían y reían cada vez que el tiburón hablaba.
-¡Cof, Cof, Cof! ¡Huele a Cangrejo por acá! Cangrejo para la cena, ¡Mmm! ¡Qué delicia! –rezongó desafíate el tiburón mientras las anguilas reían como hienas.
Poco a poco Urano se acercó a la estatua de León, los cangrejos estaban nerviosos.
-Angeluz, ¡Ayúdanos!, piensa en algo, Urano nos devorará –suplicó Corban.
-Hey chicos tengo un plan, me hare invisible y cuando Urano ya se haya acercado lo suficiente lo jalare de la cola.
Los cangrejos se miraron mutuamente con cara de duda.
Se  subió a la estatua de León y la abrazó por el cuello, se estiró, y  pudo ver como Urano se acercaba cada vez con más precisión, y serpenteando su cuerpo, un rayo de sol de se posó en su muela; abría y cerraba la boca como una trampa de oso.
-¡Se-se-se está acercando demasiado! –Exclamó Corban
-Tranquilo cangrejo, solo deja concentrarme en su cola.
Cuando el tiburón estuvo lo bastante cerca de la cabeza de León, Angeluz se dejó caer en su cola y comenzó a jalarlo.
-¡Pero qué rayos sucede! ¡Suéltame maldita medusa! ¿Acaso no sabes quién soy? ¡Déjate ver maldita! –fanfarroneó Urano.
El tiburón serpenteaba su cola despavoridamente sin saber qué diantres los jalaba, mientras a los pies de la estatua se dejaban ver los cangrejos.
-¡Jajaja! –reía Colín con su ronca voz, mientras Corban se escondía tímidamente tras de él.
-¡Hey maldito cangrejo!  ¡Dile a lo que sea que jale mi cola, que me suelte de inmediato! –se enfureció Urano.
-¡Jajaja! –insistía en reír el cangrejo
-¡Vamos! ¡dile que me suelte! –ordenó el tiburón.
- ¡Está bien! ¡Está bien! Pero antes debes prometernos que no nos comerás.
-¡Ah sí!,  hoy cenaré tus tenazas cangrejo si no me liberas.
-¡Vamos!, debes prometer que no nos harás daño Urano, solo así te liberare
- ¡De acuerdo cangrejo arrogante! ¡Dile a tu medusa que suelte mi cola! ¿Entonces? ¿Me soltarás?
-Está bien.  Angeluz suelta su cola – dijo el cangrejo.
El tiburón se acercó con su nariz al cangrejo.
-Así que tú eres el valiente Colín, he escuchado comentarios de ti, los cangrejos de la playa dicen que eres un guerrero.
Hincho su pecho muy orgulloso el cangrejo.
-¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué le hablas a un tal Angeluz? –Preguntó Urano muy intrigado.
-¡Angeluz! Vamos, ven aquí, préndete muchacho –aventó Colín.
-¡Oh! ¿Pero qué rayos eres tú? ¿Eres Humano? –preguntó el tiburón atontado.
 -¡Mmm di-di-di-digamos que es un ente luminoso. Este chico sí que esta prendido Jajaja! –rio Corban
- ¡Oh!, te pareces a Argus–dijo el tiburón –; pues veras, yo solía ser su guardián, recorríamos los mausoleos de las ciudades perdidas, todas eran ciudades humanas que fueron hundidas, muchas de ellas gracias a las guerras y avaricia del hombre, otras por las subida de las aguas,  entre ellas la famosa Atlántida, Pavlopetri y otras más. Pero esta, es la última cuidad marina que recorría el viejo Argus, la fabulosa  Teratlan.
-¡Te-Te-Te-Teratlan! –Repitió Corban tartamudeando sorprendido.
-Argus amaba mucho esta ciudad. Cuenta la leyenda que él fue humano, como tú Angeluz, se dice que era el líder de los pobres, pero sus enemigos nunca comprendieron su capacidad de amar y lo desterraron al mar, desde entonces es el “Dios” de los mares, y se estableció en Teratlan donde mantuvo la armonía entre moluscos y peces, hasta que… vinieron aquellos días de sufrimiento.
-¿Pero qué es lo que paso? –preguntó Angeluz.
-Teratlan como última ciudad perdida pudo mantenerse a salvo de los humanos, pero no contábamos que ellos invadirían nuestras aguas con sus desechos, nosotros les llamamos “La Roña”.
-¿y porque le llaman de esa manera? –Preguntó Colín.
-Bueno, veras desde que Argus desapareció, muchos se han ido. Algunos calamares aseguran que Argus dejó de visitarnos porque se debilito por “La Roña” y que desde algunos años ha causado la pérdida de miles de especies y que Teratlan estaría en peligro por eso.
-¿Entonces Argus la Mantarraya ha vivido escapando de “La Roña” en estos años? –preguntó Angeluz
-Sí, “La Roña” es la suma de todos los males humanos y ahora amenaza a la última ciudad submarina y a nuestro único salvador Argus
-¿Qué podemos hacer? ¿Será el fin de Teratlan? –Aseveró el angustiado cangrejo con sus tenazas en sus mejillas.
- ¡Quizás haya una forma de salvar a Teratlan! –Se pronunció Urano mientras acariciaba a las anguilas.
-¿Cuál es? ¡Dinos Magnifico Urano! –Preguntó Angeluz con ahínco.
- Es por medio de la “Fusión”; verán, en las antiguas ruinas de Teratlan se concentra la energías condensadas del mar desde hace millones de años, en su centro contiene un cilindro mágico, que solo puede ser activado por medio de energía lumínica, Argus paso cientos de años esperando algún ente con su capacidad lumínica que permitiera  la “Fusión” El cilindro mágico es el único portal entre los humanos y el mar, y la única oportunidad para que “La Roña” no termine por extinguirnos.
-¡Oíste eso Angeluz! ¡Quizás puedas Fusionarte con-con-con-Argus! -comentó Corban entusiasmado y serpenteando sus tenazas.
- ¿Y qué debemos hacer para encontrar a Argus?
-Eso nadie lo sabe, –respondió afligido Urano –. Solo existe una posibilidad de saberlo y el secreto lo guarda el “Gran Bemus”
-¿Quién ese “Gran Be-Be-Be-Bemus”? –preguntó el pequeño cangrejo en un tono desafiante.
-Es el Calamar que cuida la salida de Teratlan, el guarda la llave del mausoleo de Argus y sabe cómo encontrarlo, pero; te advierto amigo, puede ser muy peligroso. El cetáceo  Tiene unos tentáculos gelatinosos, cabeza de flecha y ojos de huevecillos que hipnotizan a cualquiera. Te sorprenderías ver lo que puede hacer con sus tentáculos, muchos han querido atraparlo, pero el siempre gana y los humanos jamás han podido con el poderío de “Bemus”
-¿Pero qué haremos para poder obtener su ayuda? – preguntó Angeluz en un tono de desesperanza y compungido ¿Será posible que alguien me ayude a encontrar a mi amada?
-Solo hay una forma de saberlo –afirmó Urano–, debemos cruzar Teratlan hasta encontramos con “Bemus” cuando lleguemos allí, quizás sea posible, que nos ayude en nuestra tarea.
-Dices: ¿“Nuestra”?– Preguntó Corban con una tenaza en su pecho.
-Sí, los ayudaré a buscar a Argus, es un viejo amigo, serví con él en los siete mares y no estaría mal verlo otra vez – insinuó Urano en un tono que solo los viejos colosos podían entender.
-¡Pues bien! –Añadió Angeluz–. No perdamos más el tiempo y sigamos el rumbo hasta el fin de Teratlan.

Capítulo III
El Canto de Eileen

En las aguas de Teratlan, y con notorio entusiasmo; Angeluz, se vio rodeado de sus nuevos amigos. Urano ya no parecía tan feroz, aunque, de vez en cuando, un pequeño atisbo de desconfianza se asomaba por la cabeza del ente luminoso. Aunque sus pensamientos lo llevaban siempre hacia el recuerdo de aquella mujer que veía en sus sueños y que recordaba constantemente, siempre mantenía su ánimo inclaudicable y su luz rutilante.
El paisaje submarino lo dejaba en calma, mientras sus amigos parlanchines se mofaban de cualquier cosa.
-¡Hey! ¡Angeluz! ¿Qué-qué-qué es lo que sucede?- Preguntó Corban abrazándolo con sus tenazas amablemente.
-No es nada mi amigo.
-¡Pero como que nada, te ves un poco decaído! ¿Es por aquella mu-mu-mu- mujer, verdad?
-¡Pues si! –Rezongó aturdido–. Al ver toda esta belleza del arrecife, sus praderas submarinas y el colorido de corales, puedo imaginar lo hermosa que era.
-¿Aun no puedes recordar su nombre? –Se detuvo el cangrejo mirándolo fijamente.
-Ahora que lo mencionas, creo que la llamaban “Calista”  En un sueño pude recordar que alguien la llamaba así. Después la imagen se esfumó.
-¡Quizás ese “Alguien” eras tú Angeluz! –insistió el cangrejo
-Es lo más probable mi querido crustáceo, lo más probable…, –Angeluz se apenó
-Mantén la calma, luminoso, seguramente el apestoso calamar sabrá algo del engreído de Argus – dijo el cangrejo con una risa burlona, luego sonrió.
-¡Miren, hacia allá! –Señalo Colín con su tenaza y su espada en mano.
-Es el mausoleo de “Eileen” –Dijo el tiburón con cara de sorprendido mientras acariciaba las anguilas.
-“Eileen” hablas de la hermosa sirena de las ruinas de Teratlan –Recitó Colín con el corazón en la boca.
-¡Sí! La Bella Eileen que enamoro con su canto a todos los habitantes de Teratlan, siempre a la diestra del trono de Argus.
-¿Será posible que ella aún se encuentre allí?
-¡Imposible! Todos los habitantes de Teratlan abandonaron la ciudad desde que “La Roña” apareció –Dijo Urano moviendo su mandíbula de un lado para el otro,  en señal de negación.
-Pero entremos, quizás aún la podamos encontrar –insistió Colín. 
-¡Perderemos mucho tiempo! – replicó Urano.
-¿Qué dices tú Luminoso? –preguntó Corban con ojos de enamorado.
-¡Eh! ¡Pues bien! Entremos. Quizás nos pueda enseñar a confrontar al Gran Bemus.
Así los cangrejos empujaron la puerta del mausoleo de Eileen, silbando corazones y cantando serenatas, les seguía aleteando Urano y las anguilas lentamente, Angeluz fue el último en cruzar la puerta. Una vez adentro se percataron de la belleza sublime del mausoleo, cuadros coloridos de sirenas y arpas celestiales, pilares de mármol y paredes adornadas con rubíes.
-¡Miren allá! –Fraseó Colín.
En un salón enorme del mausoleo se encontraba un tesoro formidable, cofres llenos de monedas de oro, zafiros, rubíes, coronas y múltiples joyas y alhajas.
- ¡Vaya! ¡Vaya! sí que se esmeraron los corsarios­ –dijo Urano riéndose como un sátiro –, debe estar todo el tesoro de la cuidad en estos salones.
Mientras avanzaban iban apareciendo más y más cofres y monedas de oro por doquier; al final del mausoleo pudieron observar una gran ostra de cristal.
-¡Que os ha traído la corriente! ¡Bienvenidos queridos visitantes! ¡Enhorabuena que cálida sorpresa! se pronunció Eileen en un tono angelical; su suave voz tranquilizadora hizo que el éxtasis inundara el salón en un santiamén; su figura alargada serpenteaba en la ostra conforme la corriente pasaba entre su cabello de oro. Tenía finos labios, manos delgadas y una sonrisa que hipnotizaba a cualquier pez o molusco.
Los cangrejos bajaron sus tenazas en señal de reverencia, mientras que Urano y las anguilas bajaron su nariz.
- ¡Buenas tardes mí-mí-mí bellísima princesa! –Tartamudeó Corban coquetamente –, hemos venido a pedir su ayuda para nuestro amigo Angeluz.
- ¡sí, claro; lo sé!
- ¿Lo sabes? ¿Cómo lo sabes? –Preguntó el ente luminoso sorprendido.
-También se lo de Calista y el gran amor que sientes por ella, todos los peces de Teratlan saben de ti Angeluz, sabemos que fuiste humano, incluso mi padre, nuestro rey Argus me ha pedido que le pregunte al oráculo marino todo sobre ti, eres un ser excepcional, hemos estado esperando este momento por cientos de años; tu eres el único capaz de lograr “La Fusión” para salvar nuestra existencia de “La Roña” Los humanos han destruido nuestras ciudades, Teratlan es lo único que nos queda…
-¿Pero…, cómo sabes lo de Calista? –insistió Angeluz
-Te lo contaré; por esta fuente mágica puedo ver todo lo que sucede en el mar, desde que tú dormías en el arenal, hasta que conociste a vuestros amigos; en tus sueños hay una hermosa humana, sé cómo llorabas por ella mi querido Angeluz…
Eileen nada suavemente hacia el cuerpo del ente fosforescente y con sus manos acaricia su rostro, mientas canta con fina voz:

¡Canto mi vida!, ¡canto mi amor!, aunque no estés aquí.
Canto a tus labios y a tu aroma de ángel.
He llegado desde las aguas y tu silencio calla mi voz.
¡No puedes oírme amor mío! Porque ya no estoy a tu lado.
¡No puedes oírme amor mío! Porque ahora soy luz.
Pero mi luz calma tus pesares.
¡No te preocupes amor mío! Que cuido tu alma noche y día.
¡No te preocupes amor mío! Que guardo tu melancolía.
En el mar donde he nacido, de donde he venido gritando tu amor,
Se cobija toda la dulzura de tus recuerdos.

La sirena se contorneó en la figura de Angeluz, mientras terminaba su bello canto de las en las profundidades, todo en el océano parece contagiarse con más vida,  Angeluz y sus amigos se estremecieron con la voz de Eileen y por un instante el mundo entero fue solo amor.
 Angeluz continuó hipnotizado por un momento, luego dijo:
-¡Que bello canto! ¿De dónde proviene? 
-De las antiguas sirenas de Teratlan, mi padre me cantaba esta canción cuando era pequeña –susurró dulcemente la princesa en el oído de Angeluz–, pero después desapareció tal melodía; las sirenas huyeron de Teratlan espantadas por La Roña.
La sirena hizo un ademán con sus manos largas, e inclino la mirada.
-¿Quién es tu padre Eileen?
La sirena pareció sorprenderse ante la pregunta de Angeluz y miró desorbitada hacia los visitantes que atentos esperaban la respuesta.
-Aquí, ya no hay reino –Dijo la sirena–, pero he podido proteger los pececillos que van quedando y el gran tesoro, que espera ser utilizado para la reconstrucción de Teratlan; algún día…, Mi padre, Argus, vendrá y podremos revivir los océanos.
-¡Así que, Argus es tu padre! Ya me lo esperaba, solo de alguien tan poderoso y majestuoso podría venir tu hermosura  y bella voz. –dijo Colín coquetamente y levantó su ceja, y dio un giro haciendo un pequeño y corto baile.
-¡Que-que-que-maravilla! ¡Ahora si tiene sentido! –agregó Corban.
-¿Qué nos depara el oráculo princesa? –preguntó Urano con su voz estruendosa, las anguilas rieron detrás del tiburón y abrieron sus ojos como ampolletas electrificadas.
-Aún no lo sé, es preciso que observemos juntos a ver que nos muestra –señalo la sirena.
Todos se colocaron alrededor del oráculo y poco a poco la imagen de una ballena azul se hizo más nítida en el espejo de agua, la serenidad de su rostro producía una tranquilidad que todos sintieron al instante:
-¿Quiénes son ustedes? –preguntó la ballena azul.
-Somos habitantes de Teratlan, yo soy la princesa Eileen y ellos son mis amigos.
-¡Ah! Teratlan, ¡Que desgracia! Aún recuerdo las  bellas fiestas que Argus hacía en la Festividad de los océanos, eran otros tiempos…
-¿Tú conoces a mi padre?
-Claro que sí, quien no lo conoce –dijo la anciana ballena con seguridad –, antes de ser oráculo vivimos muchas aventuras; pero me volví vieja y morí como ustedes lo harán algún día, tu padre lucho por todos nosotros por mantener el amor y la sabiduría en los océanos, bueno pero después apareció La Roña.
-¡Oh! Gran oráculo ¿Habrá alguna forma de destruir a la Roña para siempre –se asomó Urano al oráculo –, podremos realizar la Fusión con éxito?
La  anciana ballena meneo la cabeza con un aire de pesimismo, suspiró  y luego contesto al tiburón:
-¡Me temo que no! La Roña es el mal de todos los males, vivirá mientras los humanos sean malvados y hostiles, ellos son egoístas y mezquinos,  no les importa en lo absoluto los seres de los océanos, ni los reinos que podamos forjar, jamás entenderán que somos iguales a ellos y que sabemos del amor y de la fraternidad, para ellos somos seres inertes. La fusión es el único camino para mantenernos en paz; en la antigüedad, cuando aparecieron los primeros humanos y los seres marinos se hizo un pacto de amistad, y pudimos vivir sin hostilidades por mileños, pero los humanos cambiaron y empezaron a destruir nuestro mundo poco a poco, nos invadieron y contaminaron todo. La fusión de ambos mundos solo puede venir de un espíritu humano libre y nuestros Dios marino, Argus.
Angeluz se acercó al oráculo y observó a la ballena detenidamente.
-¡Oh! ¡De verdad eres tú! Las predicciones antiguas tienen sentido –dijo la ballena asombrada.
-¿Qué predicciones?  -insistió Angeluz
-Hubo una vez, un humano diferente a los otros, uno muy poderoso que vivió en el pasado, él quiso liberar a su pueblo y traer amor y dicha a todos los seres: de la tierra, el cielo, el mar, e incluso el fuego, pero algo salió mal y los mismos humanos  lo desterraron para siempre a los cielos.  La leyenda dice que cada cientos de mileños vuelve a nacer un corazón puro con el alma del primer hombre de amor, y tú, Angeluz, luces igual a aquel primer hombre.
Todos se quedaron en un silencio profundo…, luego observaron a Angeluz detenidamente.
-¿Puedes saber lo pasará con Bemus? –preguntó el ente luminoso
-No-respondió
-¿Podré llevar a cabo la fusión? ¿Veré alguna vez a Calista? –Angeluz insistió en preguntar abrumado.
-No puedo saber todo aquello que me preguntas Angeluz, el futuro se abre curso por sí solo, depende de ti y de ustedes, todos ustedes tendrán su oportunidad de salvar a Teratlan, de eso estoy segura, pero no puedo interferir en el curso de las cosas, ni menos el futuro de la historia…, aunque…si permanecen unidos el amor que está en vuestra alma crecerá sin parar, es todo lo que puede decir una vieja ballena azul que vive en este plano de tranquilidad.
La imagen de la ballena en el espejo comenzó a difuminarse.
-¡Solo, permanezcan unidos! Permanezcan unidos… –repitió la ballena mientras su figura se desvanecía lentamente por el espejo.
-¡Santos Mares! –Exclamó Urano–, la anciana se ha ido.
-¿Qué haremos a-a-a-ahora? –preguntó Corban, y dejó caer sus tenazas.
-¡Pues, no escuchaste a la anciana! –protestó Colín
-Iremos al final de la ciudad –dijo Angeluz con hidalguía–, nos afrentaremos a Bemus, el calamar, y obtendremos la llave del mausoleo de Argus.
-¡Estás seguro Angeluz! –gruñó Urano con su ronca voz, las anguilas abrieron aún más sus ojos y lanzaron diminutos rayos de electricidad tras la cola del tiburón.
-¡Yo también iré! –dijo Eileen contorneando su cola, y su pelo parecía más luminoso, su semblante se frunció como una gran guerrera –; estoy segura que mi padre lo quiere así, después de todo este también es mi mundo, aunque sea una sirena cantora, defenderé a Teratlan con mi vida.
Angeluz observó los rostros de entusiasmo de sus amigos y repuso:
-Después de tolo, la anciana dijo que nos mantengamos unidos, el futuro depende de nuestro valor mis amigos, ¡No perdamos más tiempo! Iremos en busca de Bemus…


Capítulo IV
La Caída de Bemus

Mientras avanzaban por los confines de Teratlan, las aguas se tornaban más oscuras y tormentosas, las algas marinas serpenteaban como patas de arañas, y las ruinas de la ciudad lucia como piedras antiguas roídas por el tiempo, las voces fantasmales bramaban en los oídos de los aventureros, cientos de barcos enterrados en la profundidad, era el paisaje desolador de su marcha, un puño de gigantes medusas se cruzó por el camino de los andantes:
-¡No las toquen! –Exclamó Urano con decisión –, ya conozco este tipo de medusas gigantes, si las tocan despertarán y luchar con ellas nos llevará a una muerte segura, su veneno electrificado es muy poderoso.
Colín y Corban miraron sin abrir la boca.
-¡Tranquilos Amigos! –ululó Angeluz
-¡Yo también, las conozco! –Agregó Eileen –, una vez me atacó una de ellas, pero la espanté con mi canto más agudo.
-¿Es posible que cantes ahora, pues se vienen acercando? –urgió Angeluz
-Está bien muchachos, ¡Tapen sus oídos! 
La princesa hincho su pecho hasta llenar su tórax escamoso, inclinó su cabeza hacia atrás, su cabellos de oro rosó su cola azulina, y luego soltó u gran grito que disipó a las medusas por todos lados, se abrieron camino y la aventura continuo.
-¡Que-que-que grito que diste! –Tartamudeó Corban –, esas medusas lo pensaran dos veces antes de interponerse por nuestro camino.
El cangrejo levantó sus tenazas simulando unos puños.
-¡Ve-ve-ve-vengan aquí malditas! –les gritó mientras huían.
-¡Calla tu bocota, cobarde! –gruñó Colín en frente de Corban.
-¡Tranquilos Muchachos! Ya estamos cerca –masculló  Urano –, ven aquella fosa, es allí donde vigila el Gran Bemus, ahora debemos idear un plan, debe estar dormido, en el extremo izquierdo de la fosa hay una puerta de hierro, ahí oculta la llave del mausoleo de Argus, alguien debe llegar hasta allí  y sacar la llave; pero,  sé que esta demás decirlo…, si Bemus despierta nos atrapará y devorará sin piedad.
Colín y Corban tragaron saliva y pusieron rostro de aflicción.
-¡Tengo un plan! –interrumpió Angeluz.
Todos prestaron atención.
-Pero es muy arriesgado –agregó.
-¡Habla de una vez! –exclamó Eileen –. Urano y las anguilas empinaron las cejas en señal de atención.
-Debemos distraerlo, Bemus debe salir de la fosa para ir a la puerta de hierro y extraer la llave. Eileen tu canto agudo romperá su oído, Urano, tú y las anguilas podrán contener sus tentáculos, eres el más grande y fuerte de todos, yo me haré invisible y llevaré a Colín y Corban hasta la puerta de hierro. Los cangrejos son lo suficientemente pequeños para escabullirse y extraer la llave. Nos ocultaremos detrás de estas rocas y esperaremos el canto de Eileen del otro extremo de la fosa.
-¡Es un buen plan Angeluz! ¿Has pensado unirte a la marina? –Ovacionó Urano al ente luminoso.
-¿Pe-pe-pe-pero si Bemus me come? –agregó Corban.
-¡No seas cobarde! –repuso Colín.
Los cangrejos desvainaron su pequeña espada y escudo de acero, y se arrimaron con fuerza al cuerpo lumínico de Angeluz.
-¡Centellas! ¿Qué esperamos? Manos a la obra –ordeno Eileen.
Angeluz y los cangrejos se ocultaron detrás de una roca marina. Eileen y Urano se deslizaron al otro extremo de la fosa; las anguilas rieron electrificadas detrás de la cola del tiburón.   
-¿Todo listo?
-¡Todo listo!
Susurraron de un extremo a otro en silencio. Y se taparon los oídos.
Eileen hincho su pecho y se inclinó hacia atrás, hasta que su cabello dorado rozó su cola. Urano y las águilas esperaron alertas, como marinos de guerra.
El grito fue estruendoso, los tentáculos de Bemus se asomaron por la orilla de la fosa.
-¿Quién demonio se ha atrevido a despertarme? –exclamó Bemus enfurecido.
El calamar salió completamente de su escondite y centelló una mirada desgarradora a Urano y Eileen.
-Urano, es tu turno –ordenó la princesa –, el tiburón se posó delante de ella protegiéndola. 
Los cangrejos y Angeluz comenzaron a descender por la fosa.
Bemus lanzó un latigazo a sus enemigos, Urano ordenó a las anguilas electrificar el tentáculo, luego rieron. El calamar retrocedió y gruño adolorido.
-¡Oh! ¡Oh! Creo que lo hicimos enojar –bramó preocupado el tiburón.
Bemus salió completamente de la fosa, dejando ver su puntiaguda y longitudinal cabeza deforme, apretó sus dientes en señal de ira.
-¡Espero que ya tengan esa llave! –Maldijo la princesa entre dientes –, la cosa se va poner muy fea.
Los cangrejos y Angeluz llegaron a la puerta de hierro, Corban se puso su armadura y escarbo en un extremo de la puerta; Colín se introdujo rápidamente y extrajo la llave, los aventureros nadaron rápidamente hacia la salida de la fosa, procurando no hacer ruido, ni rosar  el cuerpo de Argus, se disponían a completar su hazaña, cuando el pequeño Corban se encontró de frente con el ojo del calamar, esté frunció levemente su mirada en señal de ira, luego tomó al cangrejo con un tentáculo y con otro le arrebató la llave a Corban.
-¡A-a-a-auxilio! ¡A-a-a-auxilio! –gritó el cangrejo menor.
-¡Cómeme maldito! ¡Ah!  ¿Qué esperas? –chilló Colín alzando su espada –. Angeluz lo siguió camuflado sin que Bemus se percatara. 
Urano ordenó a las anguilas agarrarse de su aleta y se acercó directo a la cabeza de Bemus.
-¡Suelta a mi amigo! –Gritó Urano,  y su voz de guerrero se escuchó más estridente  en todo el océano. Las anguilas se agarraron de las aletas de Urano, y al como un resorte, se impulsaron en dirección hacia el tentáculo que atrapó a Colín.
-¡Ahora! –Chilló Urano –, ¡Ataquen!
Las anguilas salieron eyectadas como flecha de la aleta de Urano, y se electrificaron a su máxima expresión; su cabeza puntiaguda electrificada atravesó el tentáculo donde se encontraba Colín y ¡zas! , la otra anguila fue a dar a l otro tentáculo que sostenía la llave y ¡zas!
-¡Malditas anguilas! –Relinchó  aturdido Bemus –, luego agacho su cabeza, y al ver que faltaban dos de sus tentáculos, chilló como un puerco, mientras se ocultaba en la fosa.
Angeluz atrapó la llave y a Colín, antes de tocar el suelo. Todos nadaron hacia  Colín y Angeluz, Urano los cobijó con su aleta y Eileen silbó una bella melodía.
-¡Fuiste muy valiente Colín! –Urano dio una palmadita al cangrejo –; estuvo cerca, actuaste como un verdadero guerrero, no lo olvidaré jamás.
-Me sorprendiste cangrejo –agregó Angeluz –, por un minuto pensé que Bemus te devoraba, eres el más valiente de todos, sin duda.
El cangrejo inflamó su pecho
-Y ahora, ¿Qué nos queda? –Repuso Eileen –, supongo que debemos ir hacia el mausoleo de Argus.
-Estas en lo correcto, debemos seguir adelante, ya tenemos la llave en nuestro poder, Bemus está en el fondo del foso herido, no creo que nos moleste más, sigamos adelante amigos, Argus nos espera.
-¡Pu-pu-pu-pues vámonos de este horrible lu-lu-lu-lugar! –exclamó Corban con ojos de huevo frito, Urano acarició a las anguilas con su aleta; Eileen silbó una melodía más dulce, los viajantes siguieron el rumbo.   

Capítulo V
La Fusión

Una vez rescatada la llave de la fosa de Bemus, Angeluz y sus amigos regresaron al corazón de Teratlan, recorrieron las aguas sin percances y todos estaban alegres por haber concluido la misión con éxito, ahora debían dirigirse al cilindro mágico, el portal entre lo humano y el mar,  y esperar que las predicciones del oráculo se cumpla con satisfacción; en las antiguas ruinas de la ciudad aun fulguraba la energía condensada del océano, concentrada por mileños en el mausoleo de Argus.  
-¿Cuan-cuan-cuan-cuánto falta para llegar amigos? –protestó cansado Corban.
-No mucho. El mausoleo de mi padre se puede ver detrás de esas montañas marinas –respondió Eileen emocionada.
-Te refieres a las preciosas colinas de los siete mares, donde se celebran las festividades de Teratlan –agregó Urano.
-Sí, son aquellas –apuntó con el índice la princesa –,en el pasado se hicieron muchos festivales para celebrar el cumpleaños de Argus, venían de todos los mares a ver al rey, a mi padre le encantaba aquellas fiestas, aún recuerdo cuando cantaba para él, le gustaba mucho escucharme desde que solo era una niña; pero después la roña se apoderó de las montañas y mi padre permaneció en el mausoleo sagrado, nadie me ha hablado de él hace años, espero que aún se entre ahí –la princesa se emocionó, hizo un gesto con su mano, secó sus lágrimas y continuó nadando.
-¿Crees que el rey se confié de un forastero como yo? –preguntó Angeluz, la princesa de detuvo y volteo a verle.
-Si mi padre no confía en ti, entonces estaremos perdidos, nada  de lo que hicimos habría valido la pena, preferiría a ver sido devorada por Bemus –enfatizó la princesa.
-No sé qué debemos esperar –interrumpió Urano –, nuestro rey ha estado desaparecido por años, lejos de la Roña. Pronto sabremos realmente si podremos cambiar el destino y cumplir los designios del oráculo.
Los aventureros suspiraron, hubo un silencio tranquilizador y un cardumen de caballitos de mar apareció delante de sus ojos.
-¡Miren! Muchachos, es una vaina de caballitos, sigámoslo –dijo Colín –, las anguilas rieron detrás de Urano, y nadaron junto a la vaina de caballitos.
-¡Son preciosas! ¿De cuántos colores habrá? –se preguntó a sí mismo Angeluz.
Los aventureros siguieron a los caballitos por las montañas, y detrás de la cúspide pudieron ver por primera vez el mausoleo de Argus.
-¡Cáspita! ¡Por los siete mares! Nunca imagine que el mausoleo de Argus  fuera tan enorme –Señaló Colín.
-No lo recordaba así, tal vez sea, porque era tan solo una pequeña sirena cuando vi este palacio por última vez –agregó la princesa.
-¡Pues no perdamos más el tiempo! –Exclamó Angeluz con entusiasmo.
Angeluz y sus amigos nadaron rápidamente hacia el mausoleo de Argus; eran un palacio muy alto, de forma triangular y de su centro se alzaba una punta dorada con un diamante romboide; un cilindro ovoide nacía de la cumbre del palacio y atravesaba las aguas hasta perderse en la superficie del océano, en la parte inferior del palacio había una puerta gigante de piedra donde introdujeron la llave; estaba vigilada por dos caballitos de mar luminosos y del mismo largo que la puerta. Los visitantes entraron sin más demora.
-¡Hola! ¡Hay alguien aquí! Soy Angeluz.
-Ángel ¿Cuánto? –se escuchó una voz que hizo eco por todo el palacio.
-Angeluz.
-¡Te estaba esperando! Forastero –la voz se hizo más dulce –, el oráculo predijo hace dos mil años atrás que tú llegarías, y que los humanos traerían la Roña a los océanos. La salvación ha llegado, es hora de un nuevo pacto de paz con los humanos.
De lo alto del palacio descendió una mantarraya luminosa y fosforescente, sus alas flameaban en calma, su cola era larga y en cada movimiento se producían cientos de burbujas de colores inimaginables, Angeluz y sus amigos quedaron atónitos con la angelical belleza de Argus.
-¡Padre!
-Hija mía, que gusto verte a salvo –Eileen inclinó su cabeza bajo las alas de Argus, los demás hicieron lo mismo.
-¡Gloria a vuestro rey! –Ovacionó Urano –, los cangrejos y las anguilas estaban paralizadas con la dicha que irradiaba de la luminosidad de Argus.
-¿Estás listo Angeluz?  Debes llevar el pacto de paz a la superficie, de ti depende que se cumpla. –dijo el rey.
-¿De mí? –se preguntó ingenuamente Angeluz.
-Tú eres el salvador, Angeluz, el que predijo el oráculo, debes volver a la tierra, a ser humano otra vez, enséñale a la humanidad el infinito amor que sienten los seres del mar, muéstrale el camino de la paz y la amistad, ellos creerán en ti…, en tu alma vive la fuerza de todos nosotros y nunca olvidaremos tu sacrificio, ¡Vamos! Ya es tiempo, entra conmigo al cilindro mágico. –la mantarraya serpenteo sus alas en mil efectos de colores calidoscópicos.
Angeluz volteó.
-Debo partir amigos, nuestro rey ha depositado en mí el pacto de paz. Desde hoy la roña ya no molestará más –dijo Angeluz apenado.
Los cangrejos, Eileen, Urano y las anguilas sollozaron mientras abrazaban a Angeluz.
-¡Esto no es una despedida! Es solo el comienzo de la alegría –exclamó el ente luminoso.
-¡Te extrañaremos! –dijeron los cangrejos al mismo tiempo.
-Ya no necesitaras que te cuide la espalda, marino –agregó Urano conteniendo las lágrimas.
-¡Cuídate!  Valiente Angeluz, vive el amor –la princesa lo besó en su luminosa mejilla y silbó una bella melodía.
-¡Viva el amor! ¿Viva el amor? –Se preguntó Angeluz mientras entraba al cilindro con Argus –, ¡Oh! Mi rey, ¿Qué será de Calista? ¿Qué será del amor?
La fusión lumínica destelló, y una figura humana ascendió lentamente por el tubo hacia la superficie.
-¿Quién crees que vino por ti…? –susurró Argus en su oído.
El rostro de una mujer posó delate de los ojos de Angeluz, él la beso, y en una explosión lumínica dos cuerpos se fundieron hasta desaparecer. 

GTF.-