Capítulo I
Los Cangrejos
[“No haya nada más poderoso que la nobleza de un corazón”]
Camilo Reyes.
Para Francisca
Alcaide
De su amor, Angeluz.
(Iquique, 2014)
Había una vez un ángel luminoso que buscaba la forma de ser
humano, aquel vivía en el mar y se hacía llamar Angeluz. Todas las tardes
recodaba a quien fue su amada, una bella muchacha de la superficie, que se
llamaba Calista. Un día decidió emprender un viaje por los océanos en búsqueda
de ayuda y así encontrar la forma de ser humano otra vez. Cuando Angeluz emprendió su viaje se encontró
con dos simpáticos cangrejos que luchaban en la playa por una concha de mar.
-¡Hola amigos! –dijo Angeluz
Por un instante, los cangrejos dejaron su armadura de lado y
detuvieron su lucha feroz. Uno de ellos tranquilizó a su oponente y le dijo en
un idioma muy extraño. De aquellos
dialectos de las antiguas profundidades.
-¡Detente Cangrejo! ¿Has oído a alguien susurrar como
el viento…? –dijo el cangrejo mirando con atención a su alrededor.
- No lo sé, mi bestial enemigo, solo quiero que me dejes
vivir en esta concha de mar.
-Sí, pero, siento algo en la arena, es una calidez
desconcertante, ¿Puedes sentirlo?
Los cangrejos se quedaron mirando hacia la nada, y abrieron
sus ojos redondos con entusiasta curiosidad.
-¡Hola amigos!
¿Pueden oírme? –insistió Angeluz
Los cangrejos se quedaron pasmados, mientas uno de ellos le
dice al otro
- ¡Oíste eso!
-¡Sí!, es un susurro, siento que alguien quiere hablarnos,
¿Es esto posible?
Los cangrejos se quedaron paralizados, mientras que el ángel
comprobó que las criaturas del arenal
podían sentirlo y comenzó a sonreír.
-¡Hey, amigos, sé que pueden oírme, soy Angeluz!
-¡Quéee! ¡Háblanos más fuerte! –contestó un cangrejo.
-¡Soy Angeluz! – gritó más fuerte el espectro.
-¡Si si!, ya te escuchamos, ¿Ángel cuanto…?
-Luuuz. –Respondió algo compungido.
-¡Jajaja! –se escuchó una risa de burla de uno de los cangrejos.
-¿Pero cómo? ¿Tú eres un Ángel de luz? ¿Quién te ha puesto
ese nombre tan extraño?
-Fueron las voces. –Respondió el ser incorpóreo.
-¿Qué voces? –Insistieron los cangrejos, mientras se miraban
riéndose.
-Fueron las voces que escucho, cuando despierto, oigo una
tenue voz, y me dice que entre al túnel
de las ánimas, y desde entonces que estoy vagando por esta bahía, camino
por la playa y vuelo sobre el mar todos los días para escuchar aquellas voces.
-Y ustedes. ¿Cómo se llaman? –Preguntó el espíritu
-Bueno yo soy Colín –respondió unos de los cangrejos con su
pecho hinchado, y él es Corban – el segundo cangrejo se escondido tímidamente
detrás de su enemigo, mientras temblaban sus tenazas. -¿Y has
estado vivo alguna vez? –Preguntó Colín
-¡Sí! – respondió con voz estremecedora.
-Pero nosotros no podemos verte. ¿Dónde estás? So-so-so-solo
podemos escucharte. –Tartamudeó Corban.
En ese momento Angeluz centelló su luminosidad de forma
más rutilante hasta despojarse de las arenas. Subió a la superficie dejando a
los cangrejos totalmente descubiertos.
-¡Mira! –exclamó Corban, en el instante en que su concha de mar
se veía totalmente descubierta.
-Ahora cabemos los dos, ya no tendremos que batallar por un
hogar.
-¡Siii! Es verdad –Dijo Colín muy feliz.
-¡Gracias amigo!
Asintieron los cangrejos simultáneamente con sus
rosadas cabezas; se miraron, y se hicieron un gracioso desaire cruzando sus
tenazas.
-¿Pero…si alguna vez has estado vivo, porqué ahora eres solo
luz, y tan brillante? –Preguntó Corban
-No lo sé. Solo
desperté en la bahía y de lo anterior no recuerdo nada.
-¿Pero si alguna vez estuviste vivo, debe haber alguien más
que recuerdas, algo, quizás en la Bahía, algo que explique porque ahora eres
así mi amigo? –Preguntó efusivamente Colín mientras abría y cerraba sus ojos.
-Ahora que lo señalas, hay cosas que veo cuando estoy
dormido en el arenal, imágenes en mis sueños que no puedo descifrar, sueño que
estoy en el agua; flotando ¿Quizás? , y puedo ver el fondo marino cientos corales de fulgores radiantes,
pececillos a mi alrededor, y detrás de una roca veo que aparece un ser extraño,
pero muy luminoso y fulgurante, tiene grandes alas, una cola serpenteante y
fosforescente.
-¿Tiene una cola dijiste? ¡Oh! ¡Dios mío!, no creo que
sea posible. –Exclamó Colín– ¿Y tiene grandes alas también? –Se quedó
pensativo.
-¿Qué sucede? –preguntó el ente luminoso.
- Tú soñaste con “Argus”
–le dijo el cangrejo en un tono reverencial.
-¿Pero…Quién es Argus?
-¿Qué-que-que-quién es Argus?
–Exclamó Corban tartamudeando.
-Argus, el
poderoso señor de los mares –dijo el otro cangrejo con los ojos risueños –: Él
es nuestro rey, es el Dios del océano, es el puente entre el mar y la tierra,
sabe todo lo que pasa en los siete mares. Tiene forma de Mantarraya
transparente y es tan luminoso como tú Angeluz.
-¡Quéee! ¿Me estás
diciendo que puede haber alguien tan luminoso como yo?
-¡Claro que sí! Mi transparente amigo.
-¡Es im-im-im imposible! –declaró Corban sorprendido.
-¡Claro que si es posible! Estoy totalmente seguro –insistió
Colín–, todo es posible cuando se trata de Argus, los pececillos del mar me han
comentado los milagros que ha hecho, me dijeron que una vez se enfrentó a dos
tiburones blancos que tenían acorralados a un grupo de caballitos de mar que
hacían su danza nupcial. Bastó su sola presencia para que aquellos tiburones
huyeran como unos cobardes por el arrecife de corales. También una vez se
enfrentó a un calamar gigante que acechaba a una vaina de delfines danzarines
que jugaban en la bahía, en fin, él sabe todo lo que pasa en estos alrededores,
y lo más seguro es que sepa con certeza quién eres tú Angeluz.
-¿Me puedes llevar con él? Quizá me pueda ayudar a encontrar a Calista mi amada.
-¡Claro que sí, mi amigo! Pero te
advierto; el camino puede ser muy peligroso, sobre todo por Urano: que es el tiburón blanco que
cuida el arrecife.
-¡Gracias Colín! –Afirmó Angeluz–, veremos qué nos depara un
nuevo día.
Capítulo II
Las Ruinas de
Teratlan
A la mañana siguiente, los cangrejos y Angeluz nadaron rumbo
al arrecife, con la esperanza de poder encontrar el vigía de los mares, sabían
de sus hazañas, pero encontrase con él era tan difícil como hallar una aguja en
un pajar y sobretodo en la inmensidad del arrecife.
Cuando llegaron al umbral se percataron de algo
sorprendente, había unos pilares en el fondo marino envuelto de algas y
estrellas de mar, al parecer data de la existencia de alguna cuidad que se
hundió por algún extraño motivo, los pilares eran sólidos y enormes, como si en
aquella cuidad habitarán personas de
gran tamaño, en el centro había un majestuoso mausoleo de piedra y en la pared
una Mantarraya dibujada:
-¡Mira eso! –Dijo Corban –, ese retrato debe ser de Argus, quizás él habita en la ciudad.
Los cangrejos se miraron sorprendidos mientras Angeluz
observaba aquella estructura.
-Argus no debe
estar muy lejos de aquí, creo que vamos por buen camino –señaló Corban.
Estaban nadando mientras miraban los dibujos del mausoleo,
cuando en ese instante Colín dice:
-¡Chicos! Deben dar la vuelta –, el cangrejo se paralizó
-¡Déjanos en paz! –respondió
Corban furioso
-¡vamos, vamos, vamos!
Chicos. Naden… ¡Deprisa! ¡Por favor! –insistió Colín estupefacto.
Al darse vuelta se percataron que un enorme tiburón se acercaba hacia ellos, serpenteando sus
aletas a toda velocidad, dos anguilas de
guarda espaldas reían detrás del tiburón.
-¡Pronto! ¡Escondámonos!
En algún lugar seguro, ¡Allí! Detrás de
la estatua de león –apuntó con su tenaza Colín.
El tiburón avanzaba cuidadosamente por los cuartos del mausoleo.
Olfateaba como un perro rabioso, mientras los pececillos entraban por su enorme
boca.
-¡Tengo miedo! ¡Tengo Miedo! –se asuntó Corban.
- ¡Cierra tu bocota! –Dijo Colín.
-¡Cof, Cof, Cof! ¡Huele a Cangrejo por acá! –barbotó con su voz estruendosa mientras revisaba los cuartos
del mausoleo, las anguilas burlonas gemían y reían cada vez que el tiburón
hablaba.
-¡Cof, Cof, Cof! ¡Huele a Cangrejo por acá! Cangrejo para la
cena, ¡Mmm! ¡Qué delicia! –rezongó desafíate el tiburón mientras las anguilas
reían como hienas.
Poco a poco Urano se acercó a la estatua de León, los
cangrejos estaban nerviosos.
-Angeluz, ¡Ayúdanos!, piensa en algo, Urano nos devorará
–suplicó Corban.
-Hey chicos tengo un plan, me hare invisible y cuando Urano
ya se haya acercado lo suficiente lo jalare de la cola.
Los cangrejos se miraron mutuamente con cara de duda.
Se subió a la estatua
de León y la abrazó por el cuello, se estiró, y
pudo ver como Urano se acercaba cada vez con más precisión, y serpenteando
su cuerpo, un rayo de sol de se posó en su muela; abría y
cerraba la boca como una trampa de oso.
-¡Se-se-se está acercando demasiado! –Exclamó Corban
-Tranquilo cangrejo, solo deja concentrarme en su cola.
Cuando el tiburón estuvo lo bastante cerca de la cabeza de
León, Angeluz se dejó caer en su cola y comenzó a jalarlo.
-¡Pero qué rayos sucede! ¡Suéltame maldita medusa! ¿Acaso no
sabes quién soy? ¡Déjate ver maldita! –fanfarroneó Urano.
El tiburón serpenteaba su cola despavoridamente sin saber
qué diantres los jalaba, mientras a los pies de la estatua se dejaban ver los
cangrejos.
-¡Jajaja! –reía Colín con su ronca voz, mientras Corban se
escondía tímidamente tras de él.
-¡Hey maldito cangrejo! ¡Dile a lo que sea que jale mi cola, que me
suelte de inmediato! –se enfureció Urano.
-¡Jajaja! –insistía en reír el cangrejo
-¡Vamos! ¡dile que me suelte! –ordenó el tiburón.
- ¡Está bien! ¡Está bien! Pero antes debes prometernos que
no nos comerás.
-¡Ah sí!, hoy cenaré tus tenazas cangrejo si no me
liberas.
-¡Vamos!, debes prometer que no nos harás daño Urano, solo
así te liberare
- ¡De acuerdo cangrejo arrogante! ¡Dile a tu medusa que
suelte mi cola! ¿Entonces? ¿Me soltarás?
-Está bien. Angeluz
suelta su cola – dijo el cangrejo.
El tiburón se acercó con su nariz al cangrejo.
-Así que tú eres el valiente Colín, he escuchado comentarios
de ti, los cangrejos de la playa dicen que eres un guerrero.
Hincho su pecho muy orgulloso el cangrejo.
-¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué le hablas a un tal
Angeluz? –Preguntó Urano muy intrigado.
-¡Angeluz! Vamos, ven aquí, préndete muchacho –aventó Colín.
-¡Oh! ¿Pero qué rayos eres tú? ¿Eres Humano? –preguntó el
tiburón atontado.
-¡Mmm di-di-di-digamos
que es un ente luminoso. Este chico sí que esta prendido Jajaja! –rio Corban
- ¡Oh!, te pareces a Argus–dijo el tiburón –; pues veras, yo
solía ser su guardián, recorríamos los mausoleos de las ciudades perdidas,
todas eran ciudades humanas que fueron hundidas, muchas de ellas gracias a las
guerras y avaricia del hombre, otras por las subida de las aguas, entre
ellas la famosa Atlántida, Pavlopetri y otras más. Pero esta, es la última
cuidad marina que recorría el viejo Argus, la fabulosa Teratlan.
-¡Te-Te-Te-Teratlan! –Repitió Corban tartamudeando
sorprendido.
-Argus amaba mucho esta ciudad. Cuenta la leyenda que él fue
humano, como tú Angeluz, se dice que era el líder de los pobres, pero sus
enemigos nunca comprendieron su capacidad de amar y lo desterraron al mar,
desde entonces es el “Dios” de los
mares, y se estableció en Teratlan donde mantuvo la armonía entre moluscos y
peces, hasta que… vinieron aquellos días de sufrimiento.
-¿Pero qué es lo que paso? –preguntó Angeluz.
-Teratlan como última ciudad perdida pudo mantenerse a salvo
de los humanos, pero no contábamos que ellos invadirían nuestras aguas con sus
desechos, nosotros les llamamos “La Roña”.
-¿y porque le llaman de esa manera? –Preguntó Colín.
-Bueno, veras desde que Argus desapareció, muchos se han ido.
Algunos calamares aseguran que Argus dejó de visitarnos porque se debilito por “La Roña” y que desde algunos años ha
causado la pérdida de miles de especies y que Teratlan estaría en peligro por
eso.
-¿Entonces Argus la Mantarraya ha vivido escapando de “La Roña” en estos años? –preguntó
Angeluz
-Sí, “La Roña” es
la suma de todos los males humanos y ahora amenaza a la última ciudad submarina
y a nuestro único salvador Argus
-¿Qué podemos hacer? ¿Será el fin de Teratlan? –Aseveró el
angustiado cangrejo con sus tenazas en sus mejillas.
- ¡Quizás haya una forma de salvar a Teratlan! –Se pronunció
Urano mientras acariciaba a las anguilas.
-¿Cuál es? ¡Dinos Magnifico Urano! –Preguntó Angeluz con
ahínco.
- Es por medio de la “Fusión”;
verán, en las antiguas ruinas de Teratlan se concentra la energías condensadas
del mar desde hace millones de años, en su centro contiene un cilindro mágico,
que solo puede ser activado por medio de energía lumínica, Argus paso cientos
de años esperando algún ente con su capacidad lumínica que permitiera la “Fusión”
El cilindro mágico es el único portal entre los humanos y el mar, y la única
oportunidad para que “La Roña” no
termine por extinguirnos.
-¡Oíste eso Angeluz! ¡Quizás puedas Fusionarte con-con-con-Argus!
-comentó Corban entusiasmado y serpenteando sus tenazas.
- ¿Y qué debemos hacer para encontrar a Argus?
-Eso nadie lo sabe, –respondió afligido Urano –. Solo existe
una posibilidad de saberlo y el secreto lo guarda el “Gran Bemus”
-¿Quién ese “Gran Be-Be-Be-Bemus”? –preguntó el pequeño
cangrejo en un tono desafiante.
-Es el Calamar que cuida la salida de Teratlan, el guarda la
llave del mausoleo de Argus y sabe cómo encontrarlo, pero; te advierto amigo,
puede ser muy peligroso. El cetáceo
Tiene unos tentáculos gelatinosos, cabeza de flecha y ojos de huevecillos
que hipnotizan a cualquiera. Te sorprenderías ver lo que puede hacer con sus
tentáculos, muchos han querido atraparlo, pero el siempre gana y los humanos
jamás han podido con el poderío de “Bemus”
-¿Pero qué haremos para poder obtener su ayuda? – preguntó
Angeluz en un tono de desesperanza y compungido ¿Será posible que alguien me
ayude a encontrar a mi amada?
-Solo hay una forma de saberlo –afirmó Urano–, debemos
cruzar Teratlan hasta encontramos con “Bemus” cuando lleguemos allí, quizás sea
posible, que nos ayude en nuestra tarea.
-Dices: ¿“Nuestra”?–
Preguntó Corban con una tenaza en su pecho.
-Sí, los ayudaré a buscar a Argus, es un viejo amigo, serví
con él en los siete mares y no estaría mal verlo otra vez – insinuó Urano en un
tono que solo los viejos colosos podían entender.
-¡Pues bien! –Añadió Angeluz–. No perdamos más el tiempo y
sigamos el rumbo hasta el fin de Teratlan.
Capítulo III
El Canto de Eileen
En las aguas de Teratlan, y con notorio entusiasmo; Angeluz,
se vio rodeado de sus nuevos amigos. Urano ya no parecía tan feroz, aunque, de
vez en cuando, un pequeño atisbo de desconfianza se asomaba por la cabeza del
ente luminoso. Aunque sus pensamientos lo llevaban siempre hacia el recuerdo de
aquella mujer que veía en sus sueños y que recordaba constantemente, siempre mantenía
su ánimo inclaudicable y su luz rutilante.
El paisaje submarino lo dejaba en calma, mientras sus amigos
parlanchines se mofaban de cualquier cosa.
-¡Hey! ¡Angeluz! ¿Qué-qué-qué es lo que sucede?- Preguntó
Corban abrazándolo con sus tenazas amablemente.
-No es nada mi amigo.
-¡Pero como que nada, te ves un poco decaído! ¿Es por
aquella mu-mu-mu- mujer, verdad?
-¡Pues si! –Rezongó aturdido–. Al ver toda esta belleza del
arrecife, sus praderas submarinas y el colorido de corales, puedo imaginar lo
hermosa que era.
-¿Aun no puedes recordar su nombre? –Se detuvo el cangrejo
mirándolo fijamente.
-Ahora que lo mencionas, creo que la llamaban “Calista”
En un sueño pude recordar que alguien la llamaba así. Después la
imagen se esfumó.
-¡Quizás ese “Alguien”
eras tú Angeluz! –insistió el cangrejo
-Es lo más probable mi querido crustáceo, lo más probable…,
–Angeluz se apenó
-Mantén la calma, luminoso, seguramente el apestoso calamar
sabrá algo del engreído de Argus – dijo el cangrejo con una risa burlona, luego
sonrió.
-¡Miren, hacia allá! –Señalo Colín con su tenaza y su espada
en mano.
-Es el mausoleo de “Eileen”
–Dijo el tiburón con cara de sorprendido mientras acariciaba las anguilas.
-“Eileen” hablas de la hermosa sirena de las ruinas de
Teratlan –Recitó Colín con el corazón en la boca.
-¡Sí! La Bella Eileen que enamoro con su canto a todos los
habitantes de Teratlan, siempre a la diestra del trono de Argus.
-¿Será posible que ella aún se encuentre allí?
-¡Imposible! Todos los habitantes de Teratlan abandonaron la
ciudad desde que “La Roña” apareció –Dijo Urano moviendo su mandíbula de un
lado para el otro, en señal de negación.
-Pero entremos, quizás aún la podamos encontrar –insistió
Colín.
-¡Perderemos mucho tiempo! – replicó Urano.
-¿Qué dices tú Luminoso? –preguntó Corban con ojos de
enamorado.
-¡Eh! ¡Pues bien! Entremos. Quizás nos pueda enseñar a
confrontar al Gran Bemus.
Así los cangrejos empujaron la puerta del mausoleo de
Eileen, silbando corazones y cantando serenatas, les seguía aleteando Urano y
las anguilas lentamente, Angeluz fue el último en cruzar la puerta. Una vez
adentro se percataron de la belleza sublime del mausoleo, cuadros coloridos de
sirenas y arpas celestiales, pilares de mármol y paredes adornadas con rubíes.
-¡Miren allá! –Fraseó Colín.
En un salón enorme del mausoleo se encontraba un tesoro
formidable, cofres llenos de monedas de oro, zafiros, rubíes, coronas y
múltiples joyas y alhajas.
- ¡Vaya! ¡Vaya! sí que se esmeraron los corsarios –dijo
Urano riéndose como un sátiro –, debe estar todo el tesoro de la cuidad en
estos salones.
Mientras avanzaban iban apareciendo más y más cofres y
monedas de oro por doquier; al final del mausoleo pudieron observar una gran
ostra de cristal.
-¡Que os ha traído la corriente! ¡Bienvenidos queridos
visitantes! ¡Enhorabuena que cálida sorpresa! se pronunció Eileen en un tono
angelical; su suave voz tranquilizadora hizo que el éxtasis inundara el salón
en un santiamén; su figura alargada serpenteaba en la ostra conforme la
corriente pasaba entre su cabello de oro. Tenía finos labios, manos delgadas y
una sonrisa que hipnotizaba a cualquier pez o molusco.
Los cangrejos bajaron sus tenazas en señal de reverencia,
mientras que Urano y las anguilas bajaron su nariz.
- ¡Buenas tardes mí-mí-mí bellísima princesa! –Tartamudeó
Corban coquetamente –, hemos venido a pedir su ayuda para nuestro amigo
Angeluz.
- ¡sí, claro; lo sé!
- ¿Lo sabes? ¿Cómo lo sabes? –Preguntó el ente luminoso
sorprendido.
-También se lo de Calista y el gran amor que sientes por ella,
todos los peces de Teratlan saben de ti Angeluz, sabemos que fuiste humano,
incluso mi padre, nuestro rey Argus me ha pedido que le pregunte al oráculo
marino todo sobre ti, eres un ser excepcional, hemos estado esperando este
momento por cientos de años; tu eres el único capaz de lograr “La Fusión” para salvar nuestra
existencia de “La Roña” Los humanos han destruido nuestras ciudades, Teratlan
es lo único que nos queda…
-¿Pero…, cómo sabes lo de Calista? –insistió Angeluz
-Te lo contaré; por esta fuente mágica puedo ver todo lo que
sucede en el mar, desde que tú dormías en el arenal, hasta que conociste a
vuestros amigos; en tus sueños hay una hermosa humana, sé cómo llorabas por
ella mi querido Angeluz…
Eileen nada suavemente hacia el cuerpo del ente
fosforescente y con sus manos acaricia su rostro, mientas canta con fina voz:
¡Canto mi vida!, ¡canto mi amor!, aunque no estés aquí.
Canto a tus labios y a tu aroma de ángel.
He llegado desde las aguas y tu silencio calla mi voz.
¡No puedes oírme amor mío! Porque ya no estoy a tu lado.
¡No puedes oírme amor mío! Porque ahora soy luz.
Pero mi luz calma tus pesares.
¡No te preocupes amor mío! Que cuido tu alma noche y día.
¡No te preocupes amor mío! Que guardo tu melancolía.
En el mar donde he nacido, de donde he venido gritando tu
amor,
Se cobija toda la dulzura de tus recuerdos.
La sirena se contorneó en la figura de Angeluz, mientras
terminaba su bello canto de las en las profundidades, todo en el océano parece
contagiarse con más vida, Angeluz y sus amigos
se estremecieron con la voz de Eileen y por un instante el mundo entero fue
solo amor.
Angeluz continuó
hipnotizado por un momento, luego dijo:
-¡Que bello canto! ¿De dónde proviene?
-De las antiguas sirenas de Teratlan, mi padre me cantaba
esta canción cuando era pequeña –susurró dulcemente la princesa en el oído de
Angeluz–, pero después desapareció tal melodía; las sirenas huyeron de Teratlan
espantadas por La Roña.
La sirena hizo un ademán con sus manos largas, e inclino la
mirada.
-¿Quién es tu padre Eileen?
La sirena pareció sorprenderse ante la pregunta de Angeluz y
miró desorbitada hacia los visitantes que atentos esperaban la respuesta.
-Aquí, ya no hay reino –Dijo la sirena–, pero he podido
proteger los pececillos que van quedando y el gran tesoro, que espera ser
utilizado para la reconstrucción de Teratlan; algún día…, Mi padre, Argus,
vendrá y podremos revivir los océanos.
-¡Así que, Argus es tu padre! Ya me lo esperaba, solo de
alguien tan poderoso y majestuoso podría venir tu hermosura y bella voz. –dijo Colín coquetamente y
levantó su ceja, y dio un giro haciendo un pequeño y corto baile.
-¡Que-que-que-maravilla! ¡Ahora si tiene sentido! –agregó
Corban.
-¿Qué nos depara el oráculo princesa? –preguntó Urano con su
voz estruendosa, las anguilas rieron detrás del tiburón y abrieron sus ojos
como ampolletas electrificadas.
-Aún no lo sé, es preciso que observemos juntos a ver que
nos muestra –señalo la sirena.
Todos se colocaron alrededor del oráculo y poco a poco la
imagen de una ballena azul se hizo más nítida en el espejo de agua, la
serenidad de su rostro producía una tranquilidad que todos sintieron al
instante:
-¿Quiénes son ustedes? –preguntó la ballena azul.
-Somos habitantes de Teratlan, yo soy la princesa Eileen y ellos
son mis amigos.
-¡Ah! Teratlan, ¡Que desgracia! Aún recuerdo las bellas fiestas que Argus hacía en la
Festividad de los océanos, eran otros tiempos…
-¿Tú conoces a mi padre?
-Claro que sí, quien no lo conoce –dijo la anciana ballena
con seguridad –, antes de ser oráculo vivimos muchas aventuras; pero me volví
vieja y morí como ustedes lo harán algún día, tu padre lucho por todos nosotros
por mantener el amor y la sabiduría en los océanos, bueno pero después apareció
La Roña.
-¡Oh! Gran oráculo ¿Habrá alguna forma de destruir a la Roña
para siempre –se asomó Urano al oráculo –, podremos realizar la Fusión con
éxito?
La anciana ballena
meneo la cabeza con un aire de pesimismo, suspiró y luego contesto al tiburón:
-¡Me temo que no! La Roña es el mal de todos los males,
vivirá mientras los humanos sean malvados y hostiles, ellos son egoístas y
mezquinos, no les importa en lo absoluto
los seres de los océanos, ni los reinos que podamos forjar, jamás entenderán
que somos iguales a ellos y que sabemos del amor y de la fraternidad, para
ellos somos seres inertes. La fusión es el único camino para mantenernos en
paz; en la antigüedad, cuando aparecieron los primeros humanos y los seres
marinos se hizo un pacto de amistad, y pudimos vivir sin hostilidades por
mileños, pero los humanos cambiaron y empezaron a destruir nuestro mundo poco a
poco, nos invadieron y contaminaron todo. La fusión de ambos mundos solo puede
venir de un espíritu humano libre y nuestros Dios marino, Argus.
Angeluz se acercó al oráculo y observó a la ballena
detenidamente.
-¡Oh! ¡De verdad eres tú! Las predicciones antiguas tienen
sentido –dijo la ballena asombrada.
-¿Qué predicciones?
-insistió Angeluz
-Hubo una vez, un humano diferente a los otros, uno muy
poderoso que vivió en el pasado, él quiso liberar a su pueblo y traer amor y
dicha a todos los seres: de la tierra, el cielo, el mar, e incluso el fuego,
pero algo salió mal y los mismos humanos lo desterraron para siempre a los cielos. La leyenda dice que cada cientos de mileños vuelve
a nacer un corazón puro con el alma del primer hombre de amor, y tú, Angeluz,
luces igual a aquel primer hombre.
Todos se quedaron en un silencio profundo…, luego observaron
a Angeluz detenidamente.
-¿Puedes saber lo pasará con Bemus? –preguntó el ente
luminoso
-No-respondió
-¿Podré llevar a cabo la fusión? ¿Veré alguna vez a Calista?
–Angeluz insistió en preguntar abrumado.
-No puedo saber todo aquello que me preguntas Angeluz, el
futuro se abre curso por sí solo, depende de ti y de ustedes, todos ustedes
tendrán su oportunidad de salvar a Teratlan, de eso estoy segura, pero no puedo
interferir en el curso de las cosas, ni menos el futuro de la historia…,
aunque…si permanecen unidos el amor que está en vuestra alma crecerá sin parar,
es todo lo que puede decir una vieja ballena azul que vive en este plano de
tranquilidad.
La imagen de la ballena en el espejo comenzó a difuminarse.
-¡Solo, permanezcan unidos! Permanezcan unidos… –repitió la
ballena mientras su figura se desvanecía lentamente por el espejo.
-¡Santos Mares! –Exclamó Urano–, la anciana se ha ido.
-¿Qué haremos a-a-a-ahora? –preguntó Corban, y dejó caer sus
tenazas.
-¡Pues, no escuchaste a la anciana! –protestó Colín
-Iremos al final de la ciudad –dijo Angeluz con hidalguía–,
nos afrentaremos a Bemus, el calamar, y obtendremos la llave del mausoleo de
Argus.
-¡Estás seguro Angeluz! –gruñó Urano con su ronca voz, las
anguilas abrieron aún más sus ojos y lanzaron diminutos rayos de electricidad
tras la cola del tiburón.
-¡Yo también iré! –dijo Eileen contorneando su cola, y su
pelo parecía más luminoso, su semblante se frunció como una gran guerrera –;
estoy segura que mi padre lo quiere así, después de todo este también es mi
mundo, aunque sea una sirena cantora, defenderé a Teratlan con mi vida.
Angeluz observó los rostros de entusiasmo de sus amigos y
repuso:
-Después de tolo, la anciana dijo que nos mantengamos
unidos, el futuro depende de nuestro valor mis amigos, ¡No perdamos más tiempo!
Iremos en busca de Bemus…
Capítulo IV
La Caída de Bemus
Mientras avanzaban por los confines de Teratlan, las aguas
se tornaban más oscuras y tormentosas, las algas marinas serpenteaban como
patas de arañas, y las ruinas de la ciudad lucia como piedras antiguas roídas
por el tiempo, las voces fantasmales bramaban en los oídos de los aventureros,
cientos de barcos enterrados en la profundidad, era el paisaje desolador de su
marcha, un puño de gigantes medusas se cruzó por el camino de los andantes:
-¡No las toquen! –Exclamó Urano con decisión –, ya conozco
este tipo de medusas gigantes, si las tocan despertarán y luchar con ellas nos
llevará a una muerte segura, su veneno electrificado es muy poderoso.
Colín y Corban miraron sin abrir la boca.
-¡Tranquilos Amigos! –ululó Angeluz
-¡Yo también, las conozco! –Agregó Eileen –, una vez me
atacó una de ellas, pero la espanté con mi canto más agudo.
-¿Es posible que cantes ahora, pues se vienen acercando?
–urgió Angeluz
-Está bien muchachos, ¡Tapen sus oídos!
La princesa hincho su pecho hasta llenar su tórax escamoso,
inclinó su cabeza hacia atrás, su cabellos de oro rosó su cola azulina, y luego
soltó u gran grito que disipó a las medusas por todos lados, se abrieron camino
y la aventura continuo.
-¡Que-que-que grito que diste! –Tartamudeó Corban –, esas
medusas lo pensaran dos veces antes de interponerse por nuestro camino.
El cangrejo levantó sus tenazas simulando unos puños.
-¡Ve-ve-ve-vengan aquí malditas! –les gritó mientras huían.
-¡Calla tu bocota, cobarde! –gruñó Colín en frente de
Corban.
-¡Tranquilos Muchachos! Ya estamos cerca –masculló Urano –, ven aquella fosa, es allí donde
vigila el Gran Bemus, ahora debemos idear un plan, debe estar dormido, en el
extremo izquierdo de la fosa hay una puerta de hierro, ahí oculta la llave del
mausoleo de Argus, alguien debe llegar hasta allí y sacar la llave; pero, sé que esta demás decirlo…, si Bemus despierta
nos atrapará y devorará sin piedad.
Colín y Corban tragaron saliva y pusieron rostro de
aflicción.
-¡Tengo un plan! –interrumpió Angeluz.
Todos prestaron atención.
-Pero es muy arriesgado –agregó.
-¡Habla de una vez! –exclamó Eileen –. Urano y las anguilas
empinaron las cejas en señal de atención.
-Debemos distraerlo, Bemus debe salir de la fosa para ir a
la puerta de hierro y extraer la llave. Eileen tu canto agudo romperá su oído,
Urano, tú y las anguilas podrán contener sus tentáculos, eres el más grande y
fuerte de todos, yo me haré invisible y llevaré a Colín y Corban hasta la
puerta de hierro. Los cangrejos son lo suficientemente pequeños para
escabullirse y extraer la llave. Nos ocultaremos detrás de estas rocas y
esperaremos el canto de Eileen del otro extremo de la fosa.
-¡Es un buen plan Angeluz! ¿Has pensado unirte a la marina?
–Ovacionó Urano al ente luminoso.
-¿Pe-pe-pe-pero si Bemus me come? –agregó Corban.
-¡No seas cobarde! –repuso Colín.
Los cangrejos desvainaron su pequeña espada y escudo de
acero, y se arrimaron con fuerza al cuerpo lumínico de Angeluz.
-¡Centellas! ¿Qué esperamos? Manos a la obra –ordeno Eileen.
Angeluz y los cangrejos se ocultaron detrás de una roca
marina. Eileen y Urano se deslizaron al otro extremo de la fosa; las anguilas
rieron electrificadas detrás de la cola del tiburón.
-¿Todo listo?
-¡Todo listo!
Susurraron de un extremo a otro en silencio. Y se taparon
los oídos.
Eileen hincho su pecho y se inclinó hacia atrás, hasta que
su cabello dorado rozó su cola. Urano y las águilas esperaron alertas, como
marinos de guerra.
El grito fue estruendoso, los tentáculos de Bemus se
asomaron por la orilla de la fosa.
-¿Quién demonio se ha atrevido a despertarme? –exclamó Bemus
enfurecido.
El calamar salió completamente de su escondite y centelló
una mirada desgarradora a Urano y Eileen.
-Urano, es tu turno –ordenó la princesa –, el tiburón se
posó delante de ella protegiéndola.
Los cangrejos y Angeluz comenzaron a descender por la fosa.
Bemus lanzó un latigazo a sus enemigos, Urano ordenó a las
anguilas electrificar el tentáculo, luego rieron. El calamar retrocedió y gruño
adolorido.
-¡Oh! ¡Oh! Creo que lo hicimos enojar –bramó preocupado el
tiburón.
Bemus salió completamente de la fosa, dejando ver su
puntiaguda y longitudinal cabeza deforme, apretó sus dientes en señal de ira.
-¡Espero que ya tengan esa llave! –Maldijo la princesa entre
dientes –, la cosa se va poner muy fea.
Los cangrejos y Angeluz llegaron a la puerta de hierro,
Corban se puso su armadura y escarbo en un extremo de la puerta; Colín se
introdujo rápidamente y extrajo la llave, los aventureros nadaron rápidamente
hacia la salida de la fosa, procurando no hacer ruido, ni rosar el cuerpo de Argus, se disponían a completar
su hazaña, cuando el pequeño Corban se encontró de frente con el ojo del
calamar, esté frunció levemente su mirada en señal de ira, luego tomó al
cangrejo con un tentáculo y con otro le arrebató la llave a Corban.
-¡A-a-a-auxilio! ¡A-a-a-auxilio! –gritó el cangrejo menor.
-¡Cómeme maldito! ¡Ah!
¿Qué esperas? –chilló Colín alzando su espada –. Angeluz lo siguió
camuflado sin que Bemus se percatara.
Urano ordenó a las anguilas agarrarse de su aleta y se
acercó directo a la cabeza de Bemus.
-¡Suelta a mi amigo! –Gritó Urano, y su voz de guerrero se escuchó más
estridente en todo el océano. Las
anguilas se agarraron de las aletas de Urano, y al como un resorte, se impulsaron
en dirección hacia el tentáculo que atrapó a Colín.
-¡Ahora! –Chilló Urano –, ¡Ataquen!
Las anguilas salieron eyectadas como flecha de la aleta de
Urano, y se electrificaron a su máxima expresión; su cabeza puntiaguda
electrificada atravesó el tentáculo donde se encontraba Colín y ¡zas! , la otra
anguila fue a dar a l otro tentáculo que sostenía la llave y ¡zas!
-¡Malditas anguilas! –Relinchó aturdido Bemus –, luego agacho su cabeza, y
al ver que faltaban dos de sus tentáculos, chilló como un puerco, mientras se
ocultaba en la fosa.
Angeluz atrapó la llave y a Colín, antes de tocar el suelo.
Todos nadaron hacia Colín y Angeluz,
Urano los cobijó con su aleta y Eileen silbó una bella melodía.
-¡Fuiste muy valiente Colín! –Urano dio una palmadita al
cangrejo –; estuvo cerca, actuaste como un verdadero guerrero, no lo olvidaré
jamás.
-Me sorprendiste cangrejo –agregó Angeluz –, por un minuto
pensé que Bemus te devoraba, eres el más valiente de todos, sin duda.
El cangrejo inflamó su pecho
-Y ahora, ¿Qué nos queda? –Repuso Eileen –, supongo que
debemos ir hacia el mausoleo de Argus.
-Estas en lo correcto, debemos seguir adelante, ya tenemos
la llave en nuestro poder, Bemus está en el fondo del foso herido, no creo que
nos moleste más, sigamos adelante amigos, Argus nos espera.
-¡Pu-pu-pu-pues vámonos de este horrible lu-lu-lu-lugar!
–exclamó Corban con ojos de huevo frito, Urano acarició a las anguilas con su
aleta; Eileen silbó una melodía más dulce, los viajantes siguieron el
rumbo.
Capítulo V
La Fusión
Una vez rescatada la llave de la fosa de Bemus, Angeluz y
sus amigos regresaron al corazón de Teratlan, recorrieron las aguas sin
percances y todos estaban alegres por haber concluido la misión con éxito,
ahora debían dirigirse al cilindro mágico, el portal entre lo humano y el mar, y esperar que las predicciones del oráculo se
cumpla con satisfacción; en las antiguas ruinas de la ciudad aun fulguraba la
energía condensada del océano, concentrada por mileños en el mausoleo de Argus.
-¿Cuan-cuan-cuan-cuánto falta para llegar amigos? –protestó
cansado Corban.
-No mucho. El mausoleo de mi padre se puede ver detrás de
esas montañas marinas –respondió Eileen emocionada.
-Te refieres a las preciosas colinas de los siete mares,
donde se celebran las festividades de Teratlan –agregó Urano.
-Sí, son aquellas –apuntó con el índice la princesa –,en el
pasado se hicieron muchos festivales para celebrar el cumpleaños de Argus,
venían de todos los mares a ver al rey, a mi padre le encantaba aquellas
fiestas, aún recuerdo cuando cantaba para él, le gustaba mucho escucharme desde
que solo era una niña; pero después la roña se apoderó de las montañas y mi
padre permaneció en el mausoleo sagrado, nadie me ha hablado de él hace años,
espero que aún se entre ahí –la princesa se emocionó, hizo un gesto con su
mano, secó sus lágrimas y continuó nadando.
-¿Crees que el rey se confié de un forastero como yo?
–preguntó Angeluz, la princesa de detuvo y volteo a verle.
-Si mi padre no confía en ti, entonces estaremos perdidos,
nada de lo que hicimos habría valido la
pena, preferiría a ver sido devorada por Bemus –enfatizó la princesa.
-No sé qué debemos esperar –interrumpió Urano –, nuestro rey
ha estado desaparecido por años, lejos de la Roña. Pronto sabremos realmente si
podremos cambiar el destino y cumplir los designios del oráculo.
Los aventureros suspiraron, hubo un silencio tranquilizador
y un cardumen de caballitos de mar apareció delante de sus ojos.
-¡Miren! Muchachos, es una vaina de caballitos, sigámoslo
–dijo Colín –, las anguilas rieron detrás de Urano, y nadaron junto a la vaina
de caballitos.
-¡Son preciosas! ¿De cuántos colores habrá? –se preguntó a
sí mismo Angeluz.
Los aventureros siguieron a los caballitos por las montañas,
y detrás de la cúspide pudieron ver por primera vez el mausoleo de Argus.
-¡Cáspita! ¡Por los siete mares! Nunca imagine que el
mausoleo de Argus fuera tan enorme
–Señaló Colín.
-No lo recordaba así, tal vez sea, porque era tan solo una
pequeña sirena cuando vi este palacio por última vez –agregó la princesa.
-¡Pues no perdamos más el tiempo! –Exclamó Angeluz con
entusiasmo.
Angeluz y sus amigos nadaron rápidamente hacia el mausoleo
de Argus; eran un palacio muy alto, de forma triangular y de su centro se
alzaba una punta dorada con un diamante romboide; un cilindro ovoide nacía de
la cumbre del palacio y atravesaba las aguas hasta perderse en la superficie
del océano, en la parte inferior del palacio había una puerta gigante de piedra
donde introdujeron la llave; estaba vigilada por dos caballitos de mar
luminosos y del mismo largo que la puerta. Los visitantes entraron sin más
demora.
-¡Hola! ¡Hay alguien aquí! Soy Angeluz.
-Ángel ¿Cuánto? –se escuchó una voz que hizo eco por todo el
palacio.
-Angeluz.
-¡Te estaba esperando! Forastero –la voz se hizo más dulce
–, el oráculo predijo hace dos mil años atrás que tú llegarías, y que los
humanos traerían la Roña a los océanos. La salvación ha llegado, es hora de un
nuevo pacto de paz con los humanos.
De lo alto del palacio descendió una mantarraya luminosa y
fosforescente, sus alas flameaban en calma, su cola era larga y en cada
movimiento se producían cientos de burbujas de colores inimaginables, Angeluz y
sus amigos quedaron atónitos con la angelical belleza de Argus.
-¡Padre!
-Hija mía, que gusto verte a salvo –Eileen inclinó su cabeza
bajo las alas de Argus, los demás hicieron lo mismo.
-¡Gloria a vuestro rey! –Ovacionó Urano –, los cangrejos y
las anguilas estaban paralizadas con la dicha que irradiaba de la luminosidad
de Argus.
-¿Estás listo Angeluz?
Debes llevar el pacto de paz a la superficie, de ti depende que se
cumpla. –dijo el rey.
-¿De mí? –se preguntó ingenuamente Angeluz.
-Tú eres el salvador, Angeluz, el que predijo el oráculo, debes
volver a la tierra, a ser humano otra vez, enséñale a la humanidad el infinito
amor que sienten los seres del mar, muéstrale el camino de la paz y la amistad,
ellos creerán en ti…, en tu alma vive la fuerza de todos nosotros y nunca
olvidaremos tu sacrificio, ¡Vamos! Ya es tiempo, entra conmigo al cilindro
mágico. –la mantarraya serpenteo sus alas en mil efectos de colores
calidoscópicos.
Angeluz volteó.
-Debo partir amigos, nuestro rey ha depositado en mí el
pacto de paz. Desde hoy la roña ya no molestará más –dijo Angeluz apenado.
Los cangrejos, Eileen, Urano y las anguilas sollozaron
mientras abrazaban a Angeluz.
-¡Esto no es una despedida! Es solo el comienzo de la
alegría –exclamó el ente luminoso.
-¡Te extrañaremos! –dijeron los cangrejos al mismo tiempo.
-Ya no necesitaras que te cuide la espalda, marino –agregó
Urano conteniendo las lágrimas.
-¡Cuídate! Valiente
Angeluz, vive el amor –la princesa lo besó en su luminosa mejilla y silbó una
bella melodía.
-¡Viva el amor! ¿Viva el amor? –Se preguntó Angeluz mientras
entraba al cilindro con Argus –, ¡Oh! Mi rey, ¿Qué será de Calista? ¿Qué será
del amor?
La fusión lumínica destelló, y una figura humana ascendió
lentamente por el tubo hacia la superficie.
-¿Quién crees que vino por ti…? –susurró Argus en su oído.
El rostro de una mujer posó delate de los ojos de Angeluz,
él la beso, y en una explosión lumínica dos cuerpos se fundieron hasta
desaparecer.
GTF.-
Te amo mi amor :)
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