miércoles, 5 de octubre de 2016

EL TRIANGULO OCULTO (El triángulo de Zoser)



Capítulo I
“La  figura de los sueños”

[Netjerjet. Es la denominación común de Zoser, faraón de la dinastía III de Egipto 2650 a.c. Aquel faraón encargo la construcción de la primera pirámide escalonada egipcia; edificada por el arquitecto y escribano Imhoted (“El que viene en paz”) Un  Sabio, médico, arquitecto y astrónomo del antiguo Egipto]

¡Quiero que lo encuentren! –dijo el faraón ofuscado. En algún lado esta esa figura de mis sueños, la he visto; sé su poder, con ella  podré saber los secretos de la muerte y del futuro.
-¡Oh! Gran Zoser. Hemos hecho lo posible para hallar aquella figura que os has vistos en vuestros sueños; pero os temo que no hay escribano ni brujo en todo el imperio que de indicios sobre aquella figura.
-¡Todos ustedes son unos ineptos! Los enviaré al exilio; al mar rojo. Y que los buitres devoren vuestros ojos. ¡He aquí! Ustedes tropas de infames. ¡Demuestren lo que pueden hacer!  U olvidaos de ser hombres libres y volved a la esclavitud.
 
Los vigilantes temerosos del faraón abandonaron lentamente su palacio  y empeñaron una búsqueda insondable.
-¿A quién de gran voluntad he de preguntar? –dijo un vigilante a otro mientras caminaban a orillas del Nilo.
-He escuchado un nombre –dijo Teremún pensativo –, la gente habla de él que ostenta gran sabiduría.
-¿Es un hechicero o escribano? –Preguntó Aswad
-Es un gran sabio de variadas ciencias y oficios. Lo llaman Imhoted: “El que viene en paz” a él debemos acudir en pies descalzos y suplicar gloria. –explicó Teremún mientras contemplaba el horizonte del río.
-Por más tortuoso que sea el camino, es el afán de mi destino encontrar aquella figura del poderoso faraón, iré donde aquel sabio o moriré por la espada de Zoser –exclamó Aswad avizorando la realidad de la urgencia.
Los vigilantes se dirigieron a la ciudad de Menfis en busca del sabio Imhoted con el claro objetivo de  encontrar pistas de la figura que el gran faraón tanto deseaba.
Al llegar se encontraron con un alto panteón nilótico, un hermoso templo adornado por una esfinge y vigilado por dos soldados egipcios del “Mesha”. En su puerta dorada, se reflejaba los símbolos del imperio bajo el sol que decía:   “Zoser el todo poderoso” (Zoser el todo poderoso en jeroglífico) Uno de los soldados preguntó a los centinelas:
-¿Qué queréis vigilantes del imperio? ¿Qué os trae a la guarnición de Imhoted?
-Venimos de parte del gran faraón –respondió Teremún con la mirada agazapada reverencialmente–. ¡Aquí tenéis vuestro decreto soldado!  Hemos venido a buscar al sabio Imhoted para que nos revele donde se encuentra la gran figura de los sueños.
-¿De qué figura me estáis hablando vigía? –fisgó el soldado.
-Nuestro faraón, Zoser, el todo poderoso del imperio quiere revelar los secretos de la muerte y  del futuro. Nos ha encaminado a Imhoted para que nos encamine a la ubicación de la figura de los sueños.
El soldado miró a los centinelas con más dudas que certezas; luego hizo llamar a otro guardián detrás del umbral.
-¡Ismael! Avisad al sabio de la presencia de los centinelas –ordenó en grave tono dominante –, luego dirigió a los vigilantes a los aposentos de Imhoted.
-¡Señor mío!
-Dígame esclavo Ismael, ¡a que vienes con tanta premura!
-Alguien quiere verlo señor. Son dos vigías del faraón Zoser
Imhoted se quedó pensativo en su escritorio de mármol con la mirada fija en un papiro desgastado.
-Dígale que entren, ¡Ismael! Toda la ciencia de Egipto está al servicio del faraón.
Los vigilantes entraron a paso lento y pausado, el sabio se encontraba en su estrado con decenas de cartapacios con ácaros y polvo acumulado. En cada extremo las antorchas rutilantes iluminaban los pulcros aposentos y pergaminos.
-¡Acercaos! ¡Acercaos! –exclamó Imhoted fraguando un ademán
-¡Oh gran Sabio! Venimos de parte del súmmum todo poderoso Zoser –se expresaron los vigías haciendo una elegante reverencia–, en búsqueda de la figura de los sueños de vuestro faraón.
-¿Traed vuestro decreto vigía? ¡Pasádmelo! He sabido de los sueños del faraón; pero, me temo que aquella figura puede traer la infamia a todo el imperio. –dijo el sabio. 
-¿De dónde surge tal ignominia gran consejero? –aclamó de modo sublime Teremún. 
-De los antiguos pergaminos Sumerios provenientes del periodo del Uruk: “La gran figura será revelada de por los Dioses del cielo”. En ella se revelará sus secretos de la inmortalidad y de la ignominia que azotará al mundo, en cualquier tiempo, lugar, será la extinción de todo lo conocido y que haya de conocer.
-Pero ¿Cuál es el real contenido de la figura de los sueños? –preguntó Aswad al sabio mientras se acercaba con mucha prudencia y miedo a la vez, se sentía obnubilado y un frio neblinoso subía por sus pies; un miedo cavernoso  lo agarraba por la espalda.
-Nadie sabe el real contenido, solo están en las antiguas escrituras. –aclamó a viva voz Imhoted, retumbando los pilares del torreón.
El sabio pensó un rato mientras se acariciaba la barba. Un cuervo se escuchó grillar a lo lejos.
-A ver, Ismael acercaos –el esclavo  acudió prontamente a su llamado. Sus ojos soslayaron tétricamente–; traedme aquellos pergaminos del baúl antiguo. Su  contenido nos puede revelar la gran figura de los sueños, con ellos podremos saber su real sentido y donde encontrar aquella figura.
El sabio comenzó a leer el pergamino con mucha atención Teremún y Aswad miraban atentamente, mientras aquel leía y cogía con pulcra  delicadeza las suaves hojas del pergamino.
-¡he aquí la clave! –Exclamó Imhoted con determinación–, debéis solicitar a los Dioses solares vuestro secreto, para aquello, deben acudir al “Monte Serbal” e invocar estas palabras de un rezo antiguo:

“! Oh magnificencia de los Dioses ¡
Del sol y el universo; revelaos vuestros
Secretos para que la humanidad gobierne
Esta tierra de almas perdidas, entregad
La luz que todo lo santifica, la gran figura
De los sueños”

Y después debéis agregar:

“Que  el imperio del todo poderoso Gran
Zoser perdure mil años, y por la eternidad,
Después de la muerte”

El sabio Imhoted leyó con detención el rezo milenario. Su mirada etérea parecía perderse con delicadeza entre las hojas del papiro. Los centinelas esperaron nítidos las últimas palabras de Imhoted. Luego enrollaron el pergamino y un mapa que el sabio les obsequio.
-¡Aquí tenéis el camino a Serbal! Dirigíos hacia aquel  lugar y rezar en luna menguante las palabras que os pronunciaos –señaló el sabio mientras los centinelas abandonaban sus aposentos en elegante reverencia.

Capítulo II
“El Monte de Serbal”

A la noche siguiente los guardianes de Zoser, se encontraban en camino hacia el monte Serbal, el desierto opaco confundían los sentidos de los centinelas con la sardónica luna menguada como telón de fondo; la noche más silenciosa que recordaran no daba tregua a los hombres, entre la arena podían divisar restos de hueso y carne podridos y los buitres danzarines sobres sus cabezas les recordaba todo el tiempo que aquellas no eran vuestras tierras. En la penumbra se podía divisar zonas rocosas que daban indicios de acercamiento al monte Serbal.
-¡Miraos  ahí! –dijo Aswad apuntando con su índice –; parece un camino hacia la montaña. ¡Tomémoslo! 
-¡Estás seguro! –Replicó Teremún –, a estas alturas, ya no podemos echar pies atrás, no hay agua ni provisiones, hemos caminado todo el día y la noche. Debemos estar seguros de vuestras decisiones, los buitres nos asechan y los muertos siguen hambrientos nuestros pasos.
-¡Tranquilidad! –Clamó Aswad muy gañido–, sigamos caminando, en aquella punta encorvada esta la planicie del Serbal.  Mantén firme el papiro, debemos llegar allí e implorar el rezo que nos entregó Imhoted.
Los guardianes llegaron a la planicie y recuperaron el aliento; a su alrededor, una  extensa meseta explanada hermoseaba el paisaje con la luna menguada, pequeños montículos en los extremos, donde la niebla trasga bajaba como huyendo de los muertos; cúmulos de huesos por doquier adornaban los montes, mientras el aullido de algo humano o no tan humano clamoreaba en el horizonte.
-¡Muy bien! –Dijo Teremún, temblando entre el frío y el miedo –; es hora de leer el rezo de Imhoted. Abrió el pergamino y empezó a invocar a los Dioses solares, alzó los brazos y vociferó con extrema hidalguía:

“! Oh magnificencia de los Dioses ¡
Del sol y el universo; revelaos vuestros
Secretos para…”

Y luego agrego: “Que  el imperio del todo poderoso Gran Zoser perdure mil años, y por la eternidad, Después de la muerte”  Tal como dijo el gran sabio Imhoted.

Y desde el cielo estrellado calló un haz de luz que disipó la tétrica neblina, y descendió un objeto circular en forma de metal que los centinelas jamás habían visto en la vida. Las pupilas de sus ojos se expandieron en necrósica expresión; y  como la devastación de un niño abandonado observaron estremecidos como el objeto descendía de alto cielo, sobre un montículo formado de arena y huesos. Los guardianes retrocedieron alzando los brazos para proteger su rostro de la resplandeciente luminosidad, entre ella, se divisaba una figura mitad humana, mitad reptil con un objeto en la mano:

¡He aquí la Figura de los sueños! –se escuchó una voz de ultratumba que hacia retumbar desde el inframundo a la planicie magra de Serbal, mientras su eco escalonaba en el horizonte–: “Decidle al Gran Zoser que no hay vuelta atrás, una vez abierta la “GRAN PIRAMIDE” , un poder inimaginable caerá en sus manos y la infamia dominará en todos los reinos y en todos los tiempo…,” El espectro mitad humano y mitad reptil dejo la pirámide en manos de los guardianes y  retrocedió sin agregar o escuchar objeciones, el objeto metálico despegó súbitamente como un cohete, perdiéndose en el espacio.  

Capitulo III
“La Maldición de Zoser”

Estaba Zoser aposentado en su trono,  pensando, en cómo había sido la travesía de los guardianes centinelas del gran panteón. Sus pilares de mármol titánico y columnas jeroglíficas perfectamente talladas, que brillaban a la luz del fuego incesante de las antorchas de oro, daban cuenta de su ostentosa opulencia. Un soldado egipcio se acercó y le dijo:
-¡Señor!, ¡Oh, magnífico Zoser! Han llegado nuestros mensajeros, los guardianes del panteón están aquí, han hallado la figura de los sueños –dijo el soldado con la mirada gacha.
-¡Hazlos pasar! –ordenó con premura el Rey.
Los centinelas entraron a los aposentos del Gran Zoser, se inclinaron ante él mostrando la figura de los sueños con los brazos estirados.
-¿Qué os has traído? –preguntó Zoser
-Es la figura de los sueños señor, los Dioses Solares nos la han dado en el monte de Serbal, nos dijeron que la entregáramos señor, a vuestra magnificencia. –Dijo Teremún con un tono de solemnidad –, los Dioses la llaman “PIRÁMIDE”, su excelencia.
Zoser se paró raudamente y se acercó a la pequeña pirámide, la tomó con sus manos y comenzó a observarla detenidamente.
-¡Ah!, hay algo más Señor –barbotó Aswad confusamente –: el Dios que descendió del alto cielo, en su objeto metálico y resplandeciente tenía aspecto humano, es decir mitad hombre, mitad reptil.
-¿Qué has dicho esclavo? ¿Qué clase de Dios os has venerado? –preguntó Zoser sorprendido.
-¡A ninguno señor! Solo a usted ¡Oh, Gran Zoser! Pero aquel Dios ha enviado un mensaje: “Decidle al Gran Zoser que no hay vuelta atrás, una vez abierta la “GRAN PIRAMIDE”, un poder inimaginable caerá en sus manos y la infamia dominará en todos los reinos y en todos los tiempo…,”  Repitió Aswad exactamente las mismas palabras que el Dios espectral le dijo en el Monte de Serbal. Los guardianes se quedaron de pie, estáticos como momias, esperando que Zoser modulara alguna palabra o decretara alguna orden, pero el Rey estaba tan sorprendido por el hipnotismo de la pirámide que no tuvo reacción alguna en largos minutos. Los guardianes se retiraron lentamente de los aposentos sin dejarse hipnotizar por la belleza de tal figura.
La pirámide era un polígono resplandeciente de base sólida,  con tres caras que se juntan en un solo vértice. El triángulo dorado y resplandeciente tenía una abertura en cada cara que se asimilaba a un ojo color rubí fosforescente que brillaba fulgurante y cegaba la pupila de Zoser.
El Rey pensó –“nadie puede limitar el poder del Gran Zoser” –, y enseguida presiono la abertura de la primera cara del triángulo, un destello luminoso que se esparció por todo el panteón, proyectando las siguientes imágenes:
  
Primera Cara: Proyectó al gran Zoser como único líder y venerado en todo Egipto, generación tras generación, La  construcción de la primera pirámide escalonada como mausoleo sagrado después de la muerte, toda su descendencia dominaría de forma absoluta el antiguo Egipto, y su sangre se trasmitiría de rey a rey, perdurando por siempre su gran poder. Se construirían más pirámides en su honor y de todo su linaje. Gozaría de grandes riquezas y el Nilo jamás negaría sus frutos y el pueblo de Egipto jamás tendría hambre. Su imperio sería el más poderoso del mundo.
Segunda Cara: Zoser pudo ver que en el mundo su imperio se expandió a tiempos desconocidos. Un mundo paralelo donde existen grandes rascacielos con su nombre escrito por todos lados, carruajes metálicos  voladores, caballos con ruedas que cargan multitudes, barcazas gigantescas que navegan por el Nilo con cientos de egipcios con extrañas armaduras multicolores, pájaros y cuervos gigantes deslizándose por los cielos como flejas inmutables, vio grandes árboles huecos donde los egipcios se sumergían por las aguas del Nilo, papeles y monedas con el sello real de sus pirámides.
Tercera Cara: Zoser vio un mundo desconocido, donde los rascacielos fueron derrumbados por aves de metal, los carruajes voladores desprendían fuego de sus bocas infernales, hombres con cabeza de caballos que decapitaban a otros con cabeza de reptil, grandes barcazas apresaban a los egipcios mientras un lagarto los descuartizaba para devorarlos, del Nilo emergía una enrome bestia con tres cabezas, la del medio, con múltiples ojos alargados, y las cabezas de los extremos filudas como un calamar endemoniado, múltiples tentáculos de la bestia apresaba a niños, hombres y mujeres de piedra que luego devoraba, espectros mitad hombre y mitad reptil descendían del alto cielo con objetos circulares, usaban extrañas espadas para decapitar egipcios. Las aguas del Nilo bañadas de sangre, un súcubo reptil coloso, se escondía tras  el sol purpurino de Egipto.


En una súbita bocanada el rey Zoser despertó, de la hipnosis que proyectaba la pequeña pirámide. Pensó toda la noche en sus sueños y en las imágenes terroríficas que avizoraban el comienzo del pandemónium, jamás se imaginó que los secretos de la muerte y el futuro serien revelados de tal manera y a pesar del gran horror y pavor que aquellas imágenes le producía, mando a llamar al gran sabio Imhoted y ordenó la construcción de la primera pirámide escalonada un día del 2.650 a.c. del antiguo Egipto.                            

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