Capítulo I
“La figura de los sueños”
[Netjerjet. Es la denominación
común de Zoser, faraón de la dinastía III de Egipto 2650 a.c. Aquel faraón encargo
la construcción de la primera pirámide escalonada egipcia; edificada por el
arquitecto y escribano Imhoted (“El que viene en paz”) Un Sabio, médico, arquitecto y astrónomo del
antiguo Egipto]
¡Quiero que lo encuentren! –dijo el faraón
ofuscado. En algún lado esta esa figura de mis sueños, la he visto; sé su
poder, con ella podré saber los secretos
de la muerte y del futuro.
-¡Oh! Gran Zoser. Hemos hecho lo posible para
hallar aquella figura que os has vistos en vuestros sueños; pero os temo que no
hay escribano ni brujo en todo el imperio que de indicios sobre aquella figura.
-¡Todos ustedes son unos ineptos! Los enviaré al
exilio; al mar rojo. Y que los buitres devoren vuestros ojos. ¡He aquí! Ustedes
tropas de infames. ¡Demuestren lo que pueden hacer! U olvidaos de ser hombres libres y volved a la
esclavitud.
Los vigilantes temerosos del faraón abandonaron
lentamente su palacio y empeñaron una
búsqueda insondable.
-¿A quién de gran voluntad he de preguntar? –dijo
un vigilante a otro mientras caminaban a orillas del Nilo.
-He escuchado un nombre –dijo Teremún pensativo –,
la gente habla de él que ostenta gran sabiduría.
-¿Es un hechicero o escribano? –Preguntó Aswad
-Es un gran sabio de variadas ciencias y oficios.
Lo llaman Imhoted: “El que viene en paz” a él debemos acudir en pies descalzos
y suplicar gloria. –explicó Teremún mientras contemplaba el horizonte del río.
-Por más tortuoso que sea el camino, es el afán de
mi destino encontrar aquella figura del poderoso faraón, iré donde aquel sabio
o moriré por la espada de Zoser –exclamó Aswad avizorando la realidad de la
urgencia.
Los vigilantes se dirigieron a la ciudad de Menfis
en busca del sabio Imhoted con el claro objetivo de encontrar pistas de la figura que el gran
faraón tanto deseaba.
Al llegar se encontraron con un alto panteón
nilótico, un hermoso templo adornado por una esfinge y vigilado por dos
soldados egipcios del “Mesha”. En su
puerta dorada, se reflejaba los símbolos del imperio bajo el sol que decía: “Zoser el
todo poderoso” (Zoser el todo poderoso en jeroglífico) Uno de
los soldados preguntó a los centinelas:
-¿Qué queréis vigilantes del imperio? ¿Qué os trae
a la guarnición de Imhoted?
-Venimos de parte del gran faraón –respondió
Teremún con la mirada agazapada reverencialmente–. ¡Aquí tenéis vuestro decreto
soldado! Hemos venido a buscar al sabio
Imhoted para que nos revele donde se encuentra la gran figura de los sueños.
-¿De qué figura me estáis hablando vigía? –fisgó el
soldado.
-Nuestro faraón, Zoser, el todo poderoso del imperio
quiere revelar los secretos de la muerte y
del futuro. Nos ha encaminado a Imhoted para que nos encamine a la
ubicación de la figura de los sueños.
El soldado miró a los centinelas con más dudas que
certezas; luego hizo llamar a otro guardián detrás del umbral.
-¡Ismael! Avisad al sabio de la presencia de los
centinelas –ordenó en grave tono dominante –, luego dirigió a los vigilantes a
los aposentos de Imhoted.
-¡Señor mío!
-Dígame esclavo Ismael, ¡a que vienes con tanta
premura!
-Alguien quiere verlo señor. Son dos vigías del
faraón Zoser
Imhoted se quedó pensativo en su escritorio de
mármol con la mirada fija en un papiro desgastado.
-Dígale que entren, ¡Ismael! Toda la ciencia de
Egipto está al servicio del faraón.
Los vigilantes entraron a paso lento y pausado, el
sabio se encontraba en su estrado con decenas de cartapacios con ácaros y polvo
acumulado. En cada extremo las antorchas rutilantes iluminaban los pulcros
aposentos y pergaminos.
-¡Acercaos! ¡Acercaos! –exclamó Imhoted fraguando
un ademán
-¡Oh gran Sabio! Venimos de parte del súmmum todo
poderoso Zoser –se expresaron los vigías haciendo una elegante reverencia–, en
búsqueda de la figura de los sueños de vuestro faraón.
-¿Traed vuestro decreto vigía? ¡Pasádmelo! He
sabido de los sueños del faraón; pero, me temo que aquella figura puede traer
la infamia a todo el imperio. –dijo el sabio.
-¿De dónde surge tal ignominia gran consejero?
–aclamó de modo sublime Teremún.
-De los antiguos pergaminos Sumerios provenientes
del periodo del Uruk: “La gran figura será revelada de por los Dioses del
cielo”. En ella se revelará sus secretos de la inmortalidad y de la ignominia
que azotará al mundo, en cualquier tiempo, lugar, será la extinción de todo lo conocido
y que haya de conocer.
-Pero ¿Cuál es el real contenido de la figura de
los sueños? –preguntó Aswad al sabio mientras se acercaba con mucha prudencia y
miedo a la vez, se sentía obnubilado y un frio neblinoso subía por sus pies; un
miedo cavernoso lo agarraba por la
espalda.
-Nadie sabe el real contenido, solo están en las
antiguas escrituras. –aclamó a viva voz Imhoted, retumbando los pilares del
torreón.
El sabio pensó un rato mientras se acariciaba la
barba. Un cuervo se escuchó grillar a lo lejos.
-A ver, Ismael acercaos –el esclavo acudió prontamente a su llamado. Sus ojos
soslayaron tétricamente–; traedme aquellos pergaminos del baúl antiguo. Su contenido nos puede revelar la gran figura de
los sueños, con ellos podremos saber su real sentido y donde encontrar aquella
figura.
El sabio comenzó a leer el pergamino con mucha
atención Teremún y Aswad miraban atentamente, mientras aquel leía y cogía con
pulcra delicadeza las suaves hojas del
pergamino.
-¡he aquí la clave! –Exclamó Imhoted con
determinación–, debéis solicitar a los Dioses solares vuestro secreto, para
aquello, deben acudir al “Monte Serbal”
e invocar estas palabras de un rezo antiguo:
“! Oh magnificencia
de los Dioses ¡
Del sol y el universo;
revelaos vuestros
Secretos para que la humanidad
gobierne
Esta tierra de almas
perdidas, entregad
La luz que todo lo
santifica, la gran figura
De los sueños”
Y después debéis agregar:
“Que el imperio del todo poderoso Gran
Zoser perdure mil
años, y por la eternidad,
Después de la muerte”
El sabio Imhoted leyó con detención el rezo
milenario. Su mirada etérea parecía perderse con delicadeza entre las hojas del
papiro. Los centinelas esperaron nítidos las últimas palabras de Imhoted. Luego
enrollaron el pergamino y un mapa que el sabio les obsequio.
-¡Aquí tenéis el camino a Serbal! Dirigíos hacia
aquel lugar y rezar en luna menguante
las palabras que os pronunciaos –señaló el sabio mientras los centinelas
abandonaban sus aposentos en elegante reverencia.
Capítulo II
“El Monte de Serbal”
A la noche siguiente los guardianes de Zoser, se
encontraban en camino hacia el monte Serbal, el desierto opaco confundían los
sentidos de los centinelas con la sardónica luna menguada como telón de fondo;
la noche más silenciosa que recordaran no daba tregua a los hombres, entre la
arena podían divisar restos de hueso y carne podridos y los buitres danzarines
sobres sus cabezas les recordaba todo el tiempo que aquellas no eran vuestras
tierras. En la penumbra se podía divisar zonas rocosas que daban indicios de
acercamiento al monte Serbal.
-¡Miraos
ahí! –dijo Aswad apuntando con su índice –; parece un camino hacia la
montaña. ¡Tomémoslo!
-¡Estás seguro! –Replicó Teremún –, a estas
alturas, ya no podemos echar pies atrás, no hay agua ni provisiones, hemos
caminado todo el día y la noche. Debemos estar seguros de vuestras decisiones,
los buitres nos asechan y los muertos siguen hambrientos nuestros pasos.
-¡Tranquilidad! –Clamó Aswad muy gañido–, sigamos
caminando, en aquella punta encorvada esta la planicie del Serbal. Mantén firme el papiro, debemos llegar allí e
implorar el rezo que nos entregó Imhoted.
Los guardianes llegaron a la planicie y recuperaron
el aliento; a su alrededor, una extensa
meseta explanada hermoseaba el paisaje con la luna menguada, pequeños
montículos en los extremos, donde la niebla trasga bajaba como huyendo de los
muertos; cúmulos de huesos por doquier adornaban los montes, mientras el
aullido de algo humano o no tan humano clamoreaba en el horizonte.
-¡Muy bien! –Dijo Teremún, temblando entre el frío y el miedo –; es hora de leer el rezo de Imhoted. Abrió el pergamino y empezó a
invocar a los Dioses solares, alzó los brazos y vociferó con extrema hidalguía:
“! Oh magnificencia de los Dioses ¡
Del sol y el universo; revelaos vuestros
Secretos para…”
Y luego agrego: “Que el imperio del todo poderoso Gran Zoser
perdure mil años, y por la eternidad, Después de la muerte” Tal como dijo el gran sabio Imhoted.
Y desde el cielo estrellado calló un haz de luz que
disipó la tétrica neblina, y descendió un objeto circular en forma de metal que
los centinelas jamás habían visto en la vida. Las pupilas de sus ojos se
expandieron en necrósica expresión; y
como la devastación de un niño abandonado observaron estremecidos como
el objeto descendía de alto cielo, sobre un montículo formado de arena y
huesos. Los guardianes retrocedieron alzando los brazos para proteger su rostro
de la resplandeciente luminosidad, entre ella, se divisaba una figura mitad
humana, mitad reptil con un objeto en la mano:
¡He aquí la Figura de los sueños! –se escuchó una
voz de ultratumba que hacia retumbar desde el inframundo a la planicie magra de
Serbal, mientras su eco escalonaba en el horizonte–: “Decidle al Gran Zoser que
no hay vuelta atrás, una vez abierta la “GRAN PIRAMIDE” , un poder inimaginable
caerá en sus manos y la infamia dominará en todos los reinos y en todos los
tiempo…,” El espectro mitad humano y mitad reptil dejo la pirámide en manos de
los guardianes y retrocedió sin agregar
o escuchar objeciones, el objeto metálico despegó súbitamente como un cohete, perdiéndose
en el espacio.
Capitulo III
“La Maldición de Zoser”
Estaba Zoser aposentado en su trono, pensando, en cómo había sido la travesía de
los guardianes centinelas del gran panteón. Sus pilares de mármol titánico y
columnas jeroglíficas perfectamente talladas, que brillaban a la luz del fuego
incesante de las antorchas de oro, daban cuenta de su ostentosa opulencia. Un
soldado egipcio se acercó y le dijo:
-¡Señor!, ¡Oh, magnífico Zoser! Han llegado
nuestros mensajeros, los guardianes del panteón están aquí, han hallado la
figura de los sueños –dijo el soldado con la mirada gacha.
-¡Hazlos pasar! –ordenó con premura el Rey.
Los centinelas entraron a los aposentos del Gran
Zoser, se inclinaron ante él mostrando la figura de los sueños con los brazos
estirados.
-¿Qué os has traído? –preguntó Zoser
-Es la figura de los sueños señor, los Dioses
Solares nos la han dado en el monte de Serbal, nos dijeron que la entregáramos
señor, a vuestra magnificencia. –Dijo Teremún con un tono de solemnidad –, los
Dioses la llaman “PIRÁMIDE”, su excelencia.
Zoser se paró raudamente y se acercó a la pequeña
pirámide, la tomó con sus manos y comenzó a observarla detenidamente.
-¡Ah!, hay algo más Señor –barbotó Aswad
confusamente –: el Dios que descendió del alto cielo, en su objeto metálico y
resplandeciente tenía aspecto humano, es decir mitad hombre, mitad reptil.
-¿Qué has dicho esclavo? ¿Qué clase de Dios os has
venerado? –preguntó Zoser sorprendido.
-¡A ninguno señor! Solo a usted ¡Oh, Gran Zoser!
Pero aquel Dios ha enviado un mensaje: “Decidle
al Gran Zoser que no hay vuelta atrás, una vez abierta la “GRAN PIRAMIDE”, un
poder inimaginable caerá en sus manos y la infamia dominará en todos los reinos
y en todos los tiempo…,” Repitió
Aswad exactamente las mismas palabras que el Dios espectral le dijo en el Monte
de Serbal. Los guardianes se quedaron de pie, estáticos como momias, esperando
que Zoser modulara alguna palabra o decretara alguna orden, pero el Rey estaba
tan sorprendido por el hipnotismo de la pirámide que no tuvo reacción alguna en
largos minutos. Los guardianes se retiraron lentamente de los aposentos sin dejarse
hipnotizar por la belleza de tal figura.
La pirámide era un polígono resplandeciente de base
sólida, con tres caras que se juntan en
un solo vértice. El triángulo dorado y resplandeciente tenía una abertura en
cada cara que se asimilaba a un ojo color rubí fosforescente que brillaba
fulgurante y cegaba la pupila de Zoser.
El Rey pensó –“nadie puede limitar el poder del
Gran Zoser” –, y enseguida presiono la abertura de la primera cara del
triángulo, un destello luminoso que se esparció por todo el panteón,
proyectando las siguientes imágenes:
Primera Cara: Proyectó al gran Zoser como único líder y
venerado en todo Egipto, generación tras generación, La construcción de la primera pirámide
escalonada como mausoleo sagrado después de la muerte, toda su descendencia
dominaría de forma absoluta el antiguo Egipto, y su sangre se trasmitiría de
rey a rey, perdurando por siempre su gran poder. Se construirían más pirámides
en su honor y de todo su linaje. Gozaría de grandes riquezas y el Nilo jamás negaría
sus frutos y el pueblo de Egipto jamás tendría hambre. Su imperio sería el más
poderoso del mundo.
Segunda Cara: Zoser pudo ver que en el mundo su imperio se
expandió a tiempos desconocidos. Un mundo paralelo donde existen grandes
rascacielos con su nombre escrito por todos lados, carruajes metálicos voladores, caballos con ruedas que cargan
multitudes, barcazas gigantescas que navegan por el Nilo con cientos de
egipcios con extrañas armaduras multicolores, pájaros y cuervos gigantes
deslizándose por los cielos como flejas inmutables, vio grandes árboles huecos
donde los egipcios se sumergían por las aguas del Nilo, papeles y monedas con
el sello real de sus pirámides.
Tercera Cara: Zoser vio un mundo desconocido, donde los
rascacielos fueron derrumbados por aves de metal, los carruajes voladores desprendían
fuego de sus bocas infernales, hombres con cabeza de caballos que decapitaban a
otros con cabeza de reptil, grandes barcazas apresaban a los egipcios mientras
un lagarto los descuartizaba para devorarlos, del Nilo emergía una enrome
bestia con tres cabezas, la del medio, con múltiples ojos alargados, y las
cabezas de los extremos filudas como un calamar endemoniado, múltiples
tentáculos de la bestia apresaba a niños, hombres y mujeres de piedra que luego
devoraba, espectros mitad hombre y mitad reptil descendían del alto cielo con
objetos circulares, usaban extrañas espadas para decapitar egipcios. Las aguas
del Nilo bañadas de sangre, un súcubo reptil coloso, se escondía tras el sol purpurino de Egipto.
En una súbita bocanada el rey Zoser despertó, de la
hipnosis que proyectaba la pequeña pirámide. Pensó toda la noche en sus sueños y
en las imágenes terroríficas que avizoraban el comienzo del pandemónium, jamás
se imaginó que los secretos de la muerte y el futuro serien revelados de tal
manera y a pesar del gran horror y pavor que aquellas imágenes le producía,
mando a llamar al gran sabio Imhoted y ordenó la construcción de la primera pirámide
escalonada un día del 2.650 a.c. del antiguo Egipto.
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